OPERA: «LE GRAND MACABRE» de Ligeti, UNA OPERA QUE ESTA ENTRE EL GRITO Y EL COLAPSO DEL ESPECTADOR…

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EL GRAN MACABRO

IMPOSIBLE CALIFICAR

Director musical: Tito Ceccherini

Dirección de escena: Pablo Maritano

Escenografía: Enrique Bordolini

Vestuario e iluminación: Emilia Tambutti

Coreografía: Carlos Trunsky

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Elenco: Hernán Iturralde (Nekrotzar), Carlos Natale (Piet the Pot), Savio Sperandio (Astradamors), Flavio Oliver (Príncipe Go Go), Eugenia Fuente (Mescalina), Constanza Díaz Falú (Venus), Patricia Cifuentes (Gepopo), Daniela Tabernig (Amanda) y Alejandra Malvino (Amando).

GYÖRGY LIGETI se define como… “Yo nací en Transilvania, soy de nacionalidad rumana, pero no hablaba Rumano en mi infancia, y mis padres no eran de Transilvania. Mi lengua materna es el húngaro, pero no soy un verdadero húngaro, porque soy judío. Pero, como no soy miembro de una comunidad judía, soy un judío ‘asimilado’. Por tanto, no estoy totalmente ‘asimilado’ tampoco, pues no estoy bautizado”…

El caos y la crisis, su búsqueda de estereotipo o la nada misma, es la idea central de esta única opera de este autor considerado húngaro. De familia marcada por la persecución nazi, luego de la segunda guerra mundial vuelve a Budapest a retomar sus estudios junto a Kodaly, Farkas; al estar bajo dominio ruso su patria se exilia en Viena en donde comienza a relacionarse con Stockhausen y Koening, en el uso de la música electrónica.

Con libreto inspirado en La Balade du Grand Macabre (1934) de Michel de Ghelderode (Bruselas, 1898-1962), este compositor crea esta anti-anti ópera, la cual muestra una sucesión de cuadros aparentemente desordenados, inconexos, separados unos de otros, que requieren disciplinas audiovisuales, este intento se pudo apreciar en la propuesta presentada por el director de escena Pablo Maritano, la cual resulto trunca debido a los problemas gremiales planteados en el Teatro Argentino . Se intento ver una instalación, pero lamentablemente término siendo imágenes inacabadas sobre un escenario en cámara negra con una inclinación del piso. Maritano unido al compositor, lograron que el espectador no quedara nunca feliz, sino en confrontar realidades obscenas permanentemente, la escatología mezclada con frases religiosas me resulto de un despropósito sin sentido y sobretodo, irreverente. El lenguaje que los protagonistas cursan durante la obra es absolutamente de avanzada en lo procaz, pero también causa risa, ya que si dar esta tipo de obra significa el avance de la música, el poder reflexionar sobre el mundo, el ser, la política, etc.… creo que no se logro, pues en el intervalo la gente se marchaba raudamente.

Los solistas no pueden haber tenido mejor desempeño con una partitura que ensordece por momentos, coloca agudos endiablados por doquier, se recurre a la procacidad del fraseo mas obsceno para lograr amalgamar la armonía, lo cual se transforma en una ópera gritada, en términos de Ligeti seria eructada y escupida.

Todo un tour de forcé vocal para todo el equipo de solista los cuales estuvieron todos en una misma línea de destaque y excelencia: Hernán Iturralde (Nekrotzar), Carlos Natale (Piet the Pot), Savio Sperandio (Astradamors), Flavio Oliver (Príncipe Go Go), Eugenia Fuente (Mescalina), Constanza Díaz Falú (Venus), Patricia Cifuentes (Gepopo), Daniela Tabernig (Amanda) y Alejandra Malvino (Amando).

El director orquestal Tito Ceccherini , lucho indirectamente con una partitura, es decir, una partitura que si está mal ejecutada o no , nunca se sabrá. Una obra que en una Temporada tan pobre dentro del contexto de la destrucción /reconstrucción del Teatro Argentino, es todo un símbolo de burla para el público y sobre todo para el platense que por tantos años pidió por “SU TEATRO ARGENTINO.

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