Julio Cesar, Giulio Cesare in Egitto Opera de Georg F. Heandel (1724)
Teatro Colón
Temporada 2017
Dirección musical: Martin Haselbok
Dirección de escena: Pablo Maritano
Diseño escenografía e iluminación: Enrique Boldoni
Diseño de Vestuario: Sofía Di Nunzio
Coreografía: Carlos Trunsky
Orquesta y coro del Teatro Colón
“y quién no esté libre de excesos, que tire la primera…nota?”
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Nuestra Calificación: Voces 4 Battaglia’s / Puesta en escena 2 Battaglia’s
Opera barroca en el Teatro Colón, con puesta de Pablo Maritano, aquí no se escatimó en gastos y detalles, coreografías, armas y uniformes militares (ah, les encantan, infaltables), cambios de escenografías, bailarines y figurantes. Todo exacerbado y fiel al estilo pomposo y rebuscado del espíritu de la época. Un «more and more» que por momentos parecía subestimar al público y querer evitar el aburrimiento.
Pecó, tal vez, de irreverente y no en el sentido político sino en el literal. Tantos cambios y rotaciones se superponían a las exquisitas arias de la ópera; los cantantes no solo lidiaban con arneses, cambios de vestuario y escenografías (la gran pirámide mezcla de ojo que todo lo ve y un homenaje a Blade Runner era escandalosamente ruidosa), posturas extrañas y coreografías de baile, boxeo o spinning…
Así y todo lo sublime de la música (sublime haciendo referencia a la idea de la presencia de un acto superador que nos conmueve el alma) llegó a la platea, subió por los palcos y acarició el fresco de la sala para emocionarnos.
El vestuario no impactó, la mezcla de culturas y épocas no favoreció al exotismo buscado y las caracterizaciones y maquillajes tampoco llegaron a la vista, si eran egipcios algunos no se notaba.
La orquesta sonó pareja y en estilo. La batuta de Martin Haselbock se compenetraba con el escenario dando una clase de magistral de comunión entre la escena y la música. El clave, un instrumento fundamental en el acompañamiento, se lució ayudando a darle color a los recitativos.
Franco Fagioli fue un Giulio Cesare impactante y seguro. Se mostró relajado en escena al calor de las coloraturas endemoniadas de la partitura. A mi gusto, cargó demasiado los graves, sonaba contratenor por momentos y barítono en otros (función del martes 13 de junio). Fuera de ese detalle realmente deslumbró al público ( no se trata de eso la ópera?)
Amanda Majeski fue otra clave del disfrute de la noche. Con un timbre aterciopelado y envolvente en todo el registro sumó soltura y gracia al personaje, lleno de sensualidad y pasiones.
Jake Arditi fue un correcto Sesto, en lo vocal e histriónicamente.
Adriana Mastrangelo se lució en su interpretación de Cornelia, un rol con muchos pliegues vocales y actorales pero le hizo frente a las exigencias, destacándose junto a las demás figuras.
Tolomeo fue Flavio Olivier, que en lo personal ya me había fascinado en “Escrito en la piel”(“Written on skin” Benjamin/Crimp) en la puesta del Teatro Argentino de La Plata (2016). Un hombre que sabe sumar todos sus talentos y no se guarda nada para después. Siempre seductor compensa una voz que particularment no descolla e con un trabajo físico formidable en escena.
Achila fue interpretado por Hernán Iturralde, un personaje que le queda bien a su fisic du rol y que no le llevó mayores complicaciones.
Curio fue Mariano Gladic y Nireno Martín Oro, ambos de parejo rendimiento vocal aprovecharon estos personajes de soporte para lucirse actoralmente en cada una de sus apariciones.
Presenciamos pues un aporte al estilo barroco-contemporáneo, una mezcla extraña de Heandel, documental de Gadafi y capítulo de las Kardashian, y bueno asi esta nuestro Teatro Colón sin medias tintas, listo para disfrutarse musicalmente y sorprender visualmente guste o no…