En las entrañas de NYC, en Le Poison Rouge , el cual no es exactamente un lugar típico
de ópera. Un sotano musical, en donde se realizan diversas perfomances, pero que en
este caso da el clima surrealista ideal para el clima de Piazolla / Ferrer. Para María de
Buenos Aires , la "tango operita" de Astor Piazzolla , uno espera sentado tomando una
copa , mientras los mundos de Ferrer van emergiendo entre el publico y la música desde
el escenario en donde se hall auna orquesta que magistralmente dirige el Mtro . Jorge
Parodi, el cual desde la obertura, lleva al espectador a esos climas argentinos de Piazzolla
que se transforman en unsiversales.
Seduce de inmediato la combinación única de la melodía de respiración lenta de Piazzolla
sobre el impulso rítmico propulsivo. Si uno es seguidor de Piazzolla, ahora tiene 90
minutos de inyección intravenosa sin diluir del material, interpretado magníficamente por
una orquesta de once integrantes: esencialmente combo de jazz + cuarteto de cuerdas +
flauta, con frecuencia aumentada por el bandoneón.
María de Buenos Aires No se ajusta a ningún género que conozco. La pieza es una
mezcla de canciones, vocalizaciones, instrumentales, danza y mucha poesía hablada en
español, hecha aquí con extensos subtítulos. El escenario es la vida baja de Buenos Aires,
María misma es un objeto universal de deseo y una especie de espíritu del tango y la
ciudad. Ella nace, es querida, peleada, muere y renace. Las palabras, del uruguayo
Horacio Ferrer, son poéticas, alusivas como arcanas. El decir del lunfardo , seguramente
complejo para el público neoyorkino, supo rescatar la seducción, perversión y ángel de la
protagonista, en este caso Catalina Cuervo, la cual pudo ejercer el magnetismo esencial
del rol que da nombre a la obra,, su voz es desigual a lo largo de su registro, pero tiene un
punto dulce magnífico en el rango medio que se empleó para un mejor efecto en un par de
números vocalizados, lo cual la transformaron en ideal. Milton Loayza (el duende) tiene
una voz más consistente en una especie de registro de barítono oscuro, lo cual dio un
agradable color a su rol. Marcelo Guzzo, como el marido de María y el narrador, asumió la
mayor parte de la poesía hablada. Su voz fue bellamente ponderada y llena de emoción,
su decir “canyengue” dio ese espiritu del Río de La Plata pagano como brillante.
Una experiencia de submundo notable que presentó la NYC OPERA de María de Buenos
Aires , que me dejo totalmente apabullado por el nivel que lograron presentar , que puedo
asegurar que se extraña que en Buenos Aires se tenga olvidada la pieza de Piazzolla
/Ferrer y que gente de otra idiosincrasia la realicen con la pasión y el misterio que se
planteo originariamente.
Sergio Sosa Battaglila
totalmente confundida y extrañada. Pero amo profundamente la música de Piazzolla, y
para tener una noche completa se realizó bien, y en la configuración más extraña, fue una
delicia. Y para aquellos con más resistencia que yo, hubo la oportunidad de ir al tango en
las pequeñas horas para seguir …