TEATRO COLÓN
LAS ESTACIONES
JOSEPH HAYDN
ORATORIO EN 4 PARTES (1891)
LIBRETO INSPIRADO EN EL POEMA LES SAISONS DE JAMES THOMSON
ORQUESTA ESTABLE DEL TEATRO COLÓN
CORO ESTABLE DEL TEATRO COLÓN
DIRECTORA MUSICAL INVITADA: Carmen Moral
Director del Coro estable del teatro Colón: Miguel Martinez
REPARTO
HANNA: Daniela Tabernig
Simón: Hernán Iturralde
Lucas: Carlos Ullán
“Lo que en la florida primavera
era apenas una promesa,
y con el calor del verano
se maduró,
lo ve el alegre agricultor ahora,
en el otoño, en toda su plenitud.”
El eterno ciclo de las estaciones ha llevado a variados artistas a componer desde
poesía hasta maravillosa y descriptiva música. En el abono de ópera disfrutamos
de este “Oratorio”, y, si bien es una hermosa obra clásica no es lo que la
mayoría esperamos de esta colección prepaga.
Lejos de la energía de las grandes producciones líricas, aunque innovadora en su
formato allá por el 1800, esta composición de Joseph Haydn pasó tímida y
relajada por Buenos Aires. Creo que en esta semana fue más publicitada la
limpieza de la araña del teatro que la obra de la sala mayor.
Así las cosas, todo transcurrió de manera correcta.
La directora invitada Carmen Moral manejó ora la orquesta, ora el coro o los
solistas con energía y exactitud géstica. Los pequeños desfasajes, que se
repetían, duraban apenas segundos. Daba la impresión que todos necesitaban
un momento para acomodarse al ritmo, al texto o la armonía, tanto solistas
como el coro y la orquesta.
Daniela Tabernig mostró su simpatía y un profundo escote que desde el 6to
piso parecía no tener fin (oh!). Con la calidad a la que nos tiene acostumbrados
en todas sus presentaciones, claridad de fraseo, excelentes matices, gran
pronunciación del alemán, se llevó como siempre los favores del público (que
no llegó a colmar la sala y que entreacto de por medio aprovechó para
escurrirse en la cálida tarde de Buenos Aires).
Hernán Iturralde posee una voz potente, llega a los más profundos rincones de
la sala sin aparente esfuerzo. Cantó relajado y hasta un tanto frío con respecto
al texto pero se disfrutó su performance.
Carlos Ullán tuvo un desempeño correcto pero quedó entre dos grandes voces
que se disputaban los aplausos, personalmente no me llegó a convencer.
Si bien esta no es una obra “actuada”, tal vez algo de movimiento o diferentes
ubicaciones en el escenario le hubieran dado vida a la obra: -Querida Hanna!….-
Mi buen Lukas, con Daniela Tabernig casi de espaldas a Carlos Ullán transmitía
muy poco.
Nos quedamos con la interesante música y las reflexiones de la vida del
compositor, que en el ocaso de su carrera llega a plasmar en el texto y la
armonía sus ideas.
El Teatro Colón es así, esta semana más preocupado por las luces de las
entrevistas a raíz de la limpieza de la lámpara que de lo que estaba pasando en
el escenario mayor.