Hoy, mi querida La Plata cumple 142 años. Y en este día tan especial, siento cómo el corazón me lleva de vuelta a sus calles, a su historia y a los recuerdos que guardo como tesoros invaluables. Mi nombre es Sergio Sosa Battaglia, soy platense de nacimiento y de alma, y aunque la vida me ha llevado por caminos lejanos, siempre regreso a esta ciudad que no es solo un lugar en el mundo, sino el latido constante de mi identidad.
La Plata no es solo una ciudad; es un refugio, una madre que nunca deja de recibirnos con los brazos abiertos. Recuerdo con una mezcla de orgullo y melancolía mis años en el Colegio Nacional, donde cada rincón parecía tener una historia propia. Las charlas interminables en sus pasillos, las clases que abrían mi mente, las risas con amigos que se volvieron hermanos. Ese lugar no solo me formó como estudiante; me formó como persona.
Pero hay un rincón de mi memoria que late con especial fuerza: el antiguo Teatro Argentino. ¡Qué joya teníamos! Imponente, majestuoso, como si las paredes mismas contuvieran siglos de arte y emoción. Recuerdo la sensación de entrar allí, la luz que se filtraba desde sus cúpulas, el silencio reverente antes de que la música llenara el aire. Un día como hoy, en 1890, se encendieron por primera vez las luces de aquel escenario que hizo soñar a generaciones de platenses. Aunque ya no está físicamente, su espíritu sigue vivo en quienes lo amamos, en cada nota que escuchamos y en cada aplauso que aún resuena en nuestra memoria. AL hoysu nuevo edificio, nos recuerda aquellos platenses que murieron post incendio, pues se habia quemado su «casa» en donde tenian su historia de profesion y que tardo mas de 20 años su reapertura.
Cada vez que regreso a La Plata, es como si la ciudad me hablara. Caminar por sus diagonales me llena de una mezcla de nostalgia y alegría; el aroma de los tilos en primavera me transporta a mi infancia; la Catedral, tan imponente, me recuerda la grandeza de nuestra historia. Y en cada plaza, en cada esquina, en cada rayo de luz que cruza sus calles, siento el latido de una ciudad que nunca deja de ser hogar.
Hoy, en su aniversario, quiero decirle gracias a La Plata. Gracias por ser mi raíz, mi refugio, mi orgullo. Por enseñarme que las ciudades no son solo construcciones, sino vidas, recuerdos, emociones que se entrelazan en el tiempo. Y, sobre todo, gracias por hacerme quien soy.
¡Feliz aniversario, querida La Plata! Mi corazón siempre estará contigo.
*Con todo el amor del mundo, Sergio Sosa Battaglia.*