La Fanciulla del West es la ópera con más proyección de Puccini, pero aún se encuentra al margen de sus «grandes éxitos». Es una de sus obras «más grandes», en la línea de Butterfly , Tabarro y Turandot , en lugar de Bohème o Rondine , sin duda, y armónicamente más complejas. De hecho, gran parte de la música tiene tendencias expresionistas al estilo de Richard Strauss o inclinaciones impresionistas de Debussy. Hay momentos extraños de casi nada más que flauta y arpas. Es fácil burlarse por su ambientación y manifiesta cornisa («Doo-dah day»), pero mientras que los buscadores de oro serán buscadores de oro, Puccini trabaja arduamente para delinearlos y logra, en detrimento, una narración concisa en toda la ópera.
El Maestro de Lucca es excelente para llegar al núcleo psicológico de sus dos personajes principales: tanto Minnie como Dick Johnson / Ramirez nos cuentan sus historias , sus comportamientos en consecuencia durante toda la ópera. Rodolfo y Pinkerton son simplemente inocentemente amorosos y muy oportunistas, respectivamente, pero Johnson, a la fuga, es víctima de las circunstancias de la infancia y conserva su bondad incluso cuando enfrenta la muerte. Cio-Cio-San y Mimì están condenados, pero Minnie, independiente, amorosa y enérgica como un niño, trae esos rasgos hacia adelante. Minnie encuentra el amor de la manera en que los mineros esperan encontrar oro; y cuando los deja, les da esperanza y ellos entienden. En cambio Jack Rance, es solo un matón, aparentemente casado pero enamorado de Minnie.
Minnie, más cercana vocalmente a una valquiria que a Mimì, es un papel sensacional, y pocos pueden escalarla. Aparte de carga emocional, está salpicada de notas altas que deja ampliamente expuesta a la soprano que en más de una oportunidad debe superar la orquesta. EVA MARIA WESTBROEK,fue notoria en superación en toda las dificultades planteadas por el autor toscano. Ella pudo con sus finales ampliamente de forma brillante, cumpliendo dramáticamente en su interpretación. JONNAS KAUFMANN es un actor natural, con una voz aterciopelada la cual brilló en fraseo sentido con redondas notas altas que fueron celebradas por el público y que por supuesto se resumió en una ovación final para ambos protagonista de varios minutos. El Rance, de Željko Lučić oscuro en matices, que lo transformaba en el rol despreciable, pero que en los momentos finales de «Addio, mia California», jugó con la emoción del público.
El coro fue brillante como notorio en participación en el primer acto y seguro como omnipresente en el tercero.
La producción de 27 años de Giancarlo del Monaco tiene pocas novedades que añadir a la trama básica, pero en los conjuntos monumentales de Michael Scott: un salón notablemente real, una acogedora cabaña con el telón de fondo montañoso y un sombrío lugar en una plaza en una antigua ciudad del oeste definieron el tiempo, el lugar y el espíritu de manera notable.. El director Marco Armiliato mantuvo el drama en alto jugando con los matices románticos, dando libertad a los cantantes para presumir sin doblar la línea vocal. Por tanto una convincente función de Fanciulla, con grandes voces en una propuesta histórica que vuelve a rememorar las épocas doradas de la lirica.