LA ESPIRITUALIDAD en el ARTE MODERNO

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A diferencia, en general, de los movimientos artísticos y los creadores previos a la aparición de los Impresionistas (recordemos que el Impresionismo genera un punto de inflexión en la Pintura a partir de su primera exposición en París en 1874, y ya nada volverá a ser lo mismo que antes), los movimientos, tendencias, corrientes, artistas que configurarán a partir de ese momento lo que se define como el ARTE MODERNO, han podido desprenderse de las influencias de algunos rígidos conceptos de lo CLÁSICO, y además de generar producción artística, bucear en aspectos teóricos (dejando testimonio escrito de esas teorizaciones) que van más allá de la “simple” representación (dicho esto no en un sentido peyorativo, al contrario) de una realidad, apuntando a lecturas y análisis desde distintos ángulos , influenciados por la ciencia, la filosofía, el inconsciente, etcétera.

Así, el Cubismo produce obras con un correlato a los estudios matemáticos sobre múltiples espacios; y Bretón encabeza como teórico el Surrealismo a partir de los aportes de la teoría freudiana, entre otros. Sin olvidar que Duchamp y el Dadaísmo (en plena crisis de la Primera Guerra Mundial) revalorizan al objeto cotidiano como objeto artístico, abriendo el camino entre otros al Pop Art de fines de la década del ’50.

Y en esos tiempos de los comienzos del siglo XX, tampoco queda fuera de consideración el tema de la ESPIRITUALIDAD, pero no como tema de inspiración o representación religiosa, sino como “esencia” en la producción artística. A esto nos referiremos brevemente, como para que el lector interesado pueda abrevar en el tema por sí mismo.

La figura asociada a este aspecto es precisamente uno de las más grandes en influyentes creadores de las llamadas “Vanguardias Históricas, el ruso Wassily Kandinsky, padre de la Abstracción. Será él quien en 1910, poco antes de crear junto con Franz Marc en Berlín el Segundo grupo del Expresionismo Alemán, “El jinete azul”, realiza la PRIMERA ACUARELA ABSTRACTA (Imagen 1), puntapié inicial para las múltiples corrientes de la No Figuración. Pero también será Kandinsky quien en 1912 publique un texto medular sobre el tema en cuestión: “SOBRE LO ESPÌRITUAL EN EL ARTE”, en el que nos habla de una nueva época de gran espiritualidad y del reflejo de ese estado del alma en la Pintura. Esta obra fue definida como una diminuta pero poderosa mezcla de cartilla espiritual, crítica social y manifiesto estético. En ella Kandinsky “proclama la necesidad de una Revolución Espiritual, una rebelión contra las enfermedades sociales del materialismo, a las que él percibe como la razón de una ausencia general de ALMA en su tiempo”. En función de esto los artistas jugarían roles claves en el desarrollo hacia una “Épica de Gran Espiritualidad”, utilizando sus creatividades para revelar la expresión “interna” mística dirigida al mejoramiento y refinamiento del alma humana.

Años después, en 1926, Kandinsky publicaría la continuación orgánica (y tal vez su libro más conocido), “PUNTO Y LÍNEA SOBRE EL PLANO”, una contribución al análisis de los elementos pictóricos, época en la que impartía clases teóricas en Weimar para la Escuela de la BAUHAUS (y en donde desarrolló sus teorías) hasta 1933, cuando la institución (pilar del arte, el diseño y la arquitectura del siglo XX) fue clausurada por el Tercer Reich.

En esa obra Kandinsky no sólo contribuye al análisis de los elementos esenciales del quehacer pictórico, sino que además establece las connotaciones simbólicas de formas, colores y composición, para llegar a plasmar obras de una gran espiritualidad. El estilo identificatorio de su estética de madurez responde a estos principios (imágenes 2, 3, 4)

No podemos obviar el hecho de que Kandinsky adhería a los principios de la Sociedad Teosófica, el más extendido grupo “ocultista” fundado en 1875 por Helena Blavatsky y Henry Steel Olcott y cuyo propósito era el establecimiento de un estudio transcultural de ciencia, filosofía, religión y verdades espirituales internas, tomando elementos del Hinduísmo, el Budismo, el Cristianismo, fusionados con teorías de otros teóricos de la espiritualidad y el ocultismo.

Otro artista que también adhirió a estas ideas fue el ruso Kasimir Malevich (imágenes 5 y 6), quien a lo largo de su pensamiento estético buscó la carga de espiritualidad en su producción pictórica, llegando a síntesis formales que aún hoy son tema de interesantes estudios y debates. (Vale la pena también adentrarse en la estética de Malevich, por ejemplo con ciertos escritos de Boris Groys, importante teórico en pleno siglo XXI).

Para finalizar, no se puede dejar de marcar que Kandinsky abre caminos en muchos aspectos, y otros artistas posteriores toman la posta. Pero particularmente hay uno notable, conmovedor, cuyas obras teñidas de una espiritualidad trascendente marcan una diferencia dentro del movimiento al que se lo vincula, el Expresionismo Abstracto norteamericano. Se trata de Mark ROTHKO, nacido en Letonia pero que vivió la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Rothko es sin dudas una figura trascendente del Arte en la segunda mitad del siglo XX, y cuya figura sigue creciendo en este nuevo milenio. (imágenes 7 y 8). Pero esto será seguramente tema de otro comentario futuro.

Para concluir, podemos decir que “si bien el concepto del artista como un visionario místico tiene una larga y compleja historia”, lo notable es esa carga de esencial espiritualidad podemos encontrarla también en el Arte Abstracto del siglo XX… y esto no hubiera sido así sin el aporte fundamental de Wassily Kandinsky, gran artista, claro teórico e influyente en el tiempo…

NOTA. Además de las obras teóricas de Kandinsky ya mencionadas, no se puede dejar de citar un breve pero interesante ensayo de P.C.Ballard : “Inner content, outer expression: a brief note on Kandinsky and the Spiritual in Modern Art”, incluido como Capítulo 8 de la obra “Depression and the Spiritual In Modern Art”, edited by J.J. Schildkraut & Aurora Otero

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