CONCIERTO LÍRICO
Dedicado a obras de Giacomo Puccini (1858-1924)
en el año del centenario de su muerte
Directores musicales: Carlos Vieu y Mario Perusso
Director de Coro: Santiago Cano
Directora del Coro de Niños: Mónica Dagorret
Asistente de dirección de Coro Estable: Florencia Rodríguez Botti
Traducción y sobretitulado al castellano: Raúl Carranza
Solistas vocales: Arnaldo Quiroga, Enrique Folger, Juan Carlos Vassallo y Fermín Prieto (tenores) – María Belén Rivarola,
Marina Silva, María Castillo de Lima, Paula Almerares y Monserrat Maldonado (sopranos) – Omar Carrión y Leonardo López Linares (barítonos) – Alejandra Malvino (mezzosoprano)
Orquesta, Coro y Coro de Niños
del Centro Provincial de las Artes Teatro Argentino
Un lugar: la sala principal del Teatro Argentino de La Plata; un evento: la Gala Puccini. Un grupo de destacados solistas de nuestra lírica nacional participaron en el recuerdo de las obras del célebre compositor de Lucca a través de arias y dúos célebres. Este encuentro brillante marcó la apertura de una nueva temporada en el Teatro Argentino de La Plata. Pero lo que destacó especialmente fue la presencia recurrente, en casi las tres cuartas partes del programa, del Maestro Mario Perusso, un verdadero «histórico» que evoca los tiempos dorados del Teatro Colón y del Teatro Argentino. Perusso, un director con mayúsculas, honra el podio con su impronta y su habilidad para adentrarse en el espíritu musical de Puccini, tanto para melómanos como para neófitos; a pesar de sus 87 años, sigue desempeñándose con la misma pasión que el primer día.
Orquesta, Coro Estable y de Niños. En el podio, el Mtro. Mario Perusso
Uno se pregunta por qué no se hizo un recorrido cronológico desde la primera obra de Puccini, «Le Villi». Después del intermezzo «La Tragedia», bajo la dirección del Maestro Vieu, el tenor Arnaldo Quiroga interpretó el aria «Torna ai felici dì». Aunque su técnica vocal fue impecable, la interpretación careció de la profundidad emocional necesaria para transmitir la angustia del amante atormentado que el personaje representa.
Tras «Le Villi», siguieron tres partes destacables: Omar Carrión interpretó magistralmente «Questo amor, vergogna mia» de Elgar, una obra poco común de Puccini que el público rara vez tiene la oportunidad de escuchar, pero que Carrión logró llevar a buen nivel.
Luego llegó el momento de «Manon Lescaut», en el cual el Maestro Perusso dirigió su intermezzo; los violines bajo la batuta del eximio Maestro emocionaron hasta al espectador más neófito. Después, el tenor Enrique Folger conmovió al público con su interpretación de «Donna non vidi mai», llena de pasión y arrebato, aunque en algunos momentos se lo sintió un tanto exagerado. Su compañera, la soprano María Belén Rivarola, encarnó a un Manon Lescaut memorable, con una introspección profunda y un apoyo en el fiato que dio legatos refinados y brillantes. El dúo «Tu, tu, amore? Tu?» entre Rivarola y Folger fue una verdadera joya, donde la presencia del Maestro Puccini se hacía sentir. Este trío, Rivarola, Folger y Perusso, ofrecieron uno de los momentos más destacados de la velada.
Maria Belen Rivarola, Enqrique Folger
Finalmente, en la deliciosa ópera «La Rondine», la soprano Marina Silva interpretó el hermoso aria «Il bel sogno di Doretta», encarnando a una Magda llena de gracia y vuelo en su voz. Sus filados parecían tener alas y su extensión vocal dio vida al canto de manera sublime.
Para concluir la primera parte, bajo la dirección del Maestro Carlos Vieu, emergió el verismo, primero con la ópera «La Fanciulla del West», donde el tenor Juan Carlos Vasallo interpretó «Ch’ella mi creda», una versión correcta, aunque en algunas partes resultó un tanto disonante.
El cierre de esta sección fue con «Tosca»: el Vissi d’arte de María Castillo de Lima tuvo un alto impacto en su emisión. Su evolución hacia el rol de soprano dramática es evidente, aunque debo señalar que definir realmente su registro es complicado. Debo reiterar que posee una voz amplia y un centro muy seguro, con una emisión que puede gustar o no, sin términos medios en cuanto a la opinión sobre esta cantante.
María Castillo de Lima
«E lucevan le stelle», interpretado por Folger, transmitió drama y melancolía con una voz que manejó la dicción y los matices de manera ejemplar, a pesar de algún problema ocasional que supo subsanar con su presencia escénica.
Enrique Folger
Después, el «Tedeum», interpretado por el reconocido barítono Leonardo López Linares, mostró un temperamento adecuado para el rol (aunque se trataba de un concierto). Su presencia e interpretación superaron los desafíos de una orquesta que sonaba, en este caso, en difíciles fortissimos para un cantante. López Linares hábilmente logró sobrepasar dichos desafíos con clase y profesionalismo. En esta parte también participaron el Coro Estable y el Coro de niños, quienes brindaron un soporte invaluable al cuadro operístico.
La segunda parte, nuevamente bajo la dirección del Maestro Perusso, estuvo marcada por tres óperas.
En primer lugar, «Madama Butterfly», donde comenzó con el preludio, seguido de «Un bel dì vedremo», donde pudimos escuchar a la célebre Paula Almerares en su debut en el papel de Cio-Cio San. Su interpretación surgió más del corazón que de la voz, lo cual no significa menospreciar su habilidad vocal, sino reconocer una nueva etapa en su carrera, más madura y con una introspección vocal que la hace susceptible a críticas. Sin embargo, el arte está lleno de opiniones, y probablemente yo también me incluya, pero no se puede negar la historia y la carrera destacada de Almerares en la lírica nacional, por lo que merece mi aplauso.
Paula Almerares
El dúo de las flores entre Montserrat Maldonado (Cio-Cio San) y Alejandra Malvino (Suzuki) estuvo ideal y destacó especialmente por el encadenamiento vocal entre ambas.
Alejandra Malvino, Monserrat Maldonado
El «Addio fiorito asil» de Fermín Prieto (Pinkerton) estuvo correcto, aunque un tanto tenso en la emisión. Para finalizar esta parte, el Coro a «bocca chiusa» destacó el desempeño del Coro Estable bajo la dirección de Santiago Cano, quien logró elevar este momento tan reconocido por el público a un buen nivel.
A posteriori, siguiendo este extenso concierto, la parte de La Bohème, bajo la dirección de Carlos Vieu: “Che gelida manina” en voz de Fermín Prieto fue nuevamente una interpretación ampliamente contenida, aunque en partes se percibió un esfuerzo evidente. Se siente a este tenor más cómodo en roles verdianos debido a su estilo de vocalización. “Sì, mi chiamano Mimì” por Monserrat Maldonado fue notable por su brillo y fraseo, con hermosos legatos que luego sirvieron para disfrutar del dúo “O soave fanciulla” junto a Fermín Prieto, en el cual culminó con unos pianísimos impactantes, como dicen los españoles, «de la ostia». Para finalizar, «O Mimì, tu più non torni» cantado por Prieto y Carrión estuvo a la altura de un barítono de clase, que supo llevar y apoyar a su compañero.
Para concluir el concierto llegó el momento de Turandot bajo la dirección del Maestro Perusso: se inició con el “Nessun dorma” bajo la voz de Juan Carlos Vassallo, una interpretación discutible probablemente, pero correcta. Seguido de «Tu, che di gel sei cinta», donde Liú en la voz de Marina Silva mostró refinamiento con su voz, con filados redondos y ampliamente bellos. Sus compañeros – Timur: Leonardo López Linares, Calaf: Juan Carlos Vassallo, Ping: Omar Carrión, Pang: Fermín Prieto, Pong: Arnaldo Quiroga – supieron sacar brillo a esta parte tan complicada en contrapuntos y atonalidades, sobre todo en la sección de los tres ministros (Ping, Pang, Pong).
Marina Silva, Arnaldo Quiroga, Omar Carrión, Fermin Prieto, Juan Carlos Vasallo – En el Podio el Mtro. Mario Perusso
Como cierre, todos los solistas y coros hicieron el final de Turandot con un grito unánime: ¡Amor! ¡O sol! ¡Vida! ¡Eternidad!
Una gala con voces de la actualidad y con voces con historia de nuestra lírica que dan pauta de una actualidad, pero sobre todo que uno como espectador debe apoyar para lograr ese ideal musical.