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Ensamble Gabetta Consort, invitados: sopranista Samuel Mariño – contratenor Terry Wey – Inauguración ciclo barroco Teatro Colón

LECTURA RECOMENDADA

Teatro Colòn

Gabetta Consort

Dirección y violín: Andres Gabetta

Sopranista: Samuel Mariño

Contratenor: Terry WeyClave: Federico Ciancio

El Gabetta Consort se presentó en el Colón en el marco del Ciclo Barroco. Esta agrupación que nace en 2019 y que tiene como alma a Andrés Gabetta se dedica a difundir y estudiar el repertorio de este período de la historia de la música; abarca también otros estilos con impronta ecléctica y busca la difusión de la cultura a través de conciertos y grabaciones premiadas en todo el mundo.

Utilizó para este concierto a músicos locales: el querido Federico Ciancio uno de los talentos más notorios, educado en la Facultad de Artes de la ciudad de La Plata; Dolores Costoyas (cuerdas pulsadas), Diego Nadra y Marisa Schmidt (oboes), Gustavo Di Giannantonio y Rodolfo Marchesini (violines). Ellos acompañados por los miembros habituales del ensamble en sus giras europeas: el primer violín Nicholas Robinson, el guía de segundos Raúl Orellana Bertinelli, la celista Claire Demetre y el resto de los músicos.

Foto gentileza: Arnaldo Colombaroli . Prensa Teatro Colón

Lo más acertado del concierto fue la selección de un programa con obras de Gluck (Orfeo y Euridiche), Antonio Vivaldi, Heandel, Pietro Locatelli, Carl Heinrich Graum y Johan Adolf Hasse. Muchas de ellas favoritas del público por su belleza.

Hacer un repertorio tan conocido tiene sus desventajas, el público conoce de memoria las obras, por ejemplo, en la letra del aria de Heandel Lascia ch’io pianga mia cruda sorte, el cambio de palabras provocó cuchicheos y se escuchó alguna explicación. Es dificil a pesar de haber cantado, estudiado y participado en infinidad de conciertos hablar de cuestiones técnicas del barroco, uno siempre se pierde las actualizaciones y nunca llega a estar al día para dar una opinión técnica; empero los criterios histórico – estéticos aplicados bien pueden ser plasmados en el programa, lo que es una gentileza para el público no erudito que compra entradas.

En la utilización del arco y la forma de tocar en la “Danza de las furias” de Gluck el sonido estaba lleno de aire,escuchándose demasiado el pulsar de las cuerdas, siendo esta una de las mejores acústicas del mundo no bastó para ayudar que el sonido fuera bueno en la platea.

Si bien el clave no se lució en esta obra porque prácticamente no se lo podia escuchar se lo disfrutó en los intermedios, una pena que no siguiera enlazando obras ya que el director salía del escenario despues de cada obra hasta el punto de no saber si habìa llegado el intermedio. Se podría haber llenado esos espacios de manera más elegante. Aunque menos vistosa.

Los solistas fueron parte fundamental del «show»…

Samuel Mariño es el sopranista. Para entender mejor de que se trata lo googleamos, claro, un sopranista es un hombre que canta en el registro de soprano a través del falsete, en el caso del contratenor que canta con voz de pecho pero tambien en el registro de soprano.

Foto gentileza: Arnaldo Colombaroli – Prensa Teatro Colón

La pregunta es dónde quedamos las sopranos CIS. Antes porque no estaba permitido que canten las mujeres sobre el escenario y hoy día porque favorece el espectáculo y atrae al público la perfomance casi de manera atlética de un hombre cantando como soprano. Qué de arte y qué de show hay en las salas de todo el mundo, ni siquiera me atrevo a emitir opinión, so pena de morir quemada, cancelada.

Terry Wey fue muy correcto en el estilo, con voz femenina pero con color andrógino y oscuro. Más propia de una sála de cámara que para uno de los mayores coliseos del mundo, su pontencia generaba dudas.

Samuel Mariño se movió en el divertimento, cargó su interpretación con una representación atractiva (un clásico barroco el duelo vocal con el oboista Diego Nadra) pero que no llenó la falta de sonido ni la tirantez de los agudos. En el ritornello de “Vedro Con mio diletto” podria haber dado mucho más, las ornamentaciones no escritas se quedaron con gusto a poco para la agilidad vocal que demostró acto seguido en la coloratura de otras obras.

Foto gentileza: Arnaldo Colombaroli – Prensa Teatro Colón

La primera parte se extendió demasiado, tanto que para la vuelta había muchos asientos vacíos en la sala y vacíos los pisos superiores, máxime que era lunes.

Así y todo el concierto terminó ovacionado, Andres Gabetta demostró su calidad en sus ejecuciones solistas en los conciertos de Locatelli y en el Concierto para violin en re mayor de Vivaldi con grandes cadencias grandilocuentes.

Como evento estético lo disfrutamos y nos llevamos preguntas como replanteos que tienen que ver con el arte, con la inclusión y hasta con la exclusión.

Mientras escribía me acordé del concepto de Byung-Chul Han (*): “…lo bello natural no se opone a lo bello artístico. Más bien, el arte imita “lo bello natural en si mismo”, lo enigmático del lenguaje de la naturaleza…

(*) Byung-Chul Han, “La Salvación de lo bello”; Editorial Herder, Bs. As. 2018.

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