 al gran político y militar Julio César, quien al decir de algunos, aspiraba a convertirse en rey...){kind=link}
Dramaturgia de Oscar Barney Finn & Marcelo Zapata
Presenta: Grupo Surmedia
Actúan: Paulo Brunetti, Ana Yovino, Carlos Kaspar, Nelson Rueda,
Beatriz Dellacasa, Mariano Madrazo y Joaquín Cejas
Dirección: Oscar Barney Finn
Diseño de escenografía e iluminación: Ramón López
Diseño de vestuario: Mini Zuccheri
Realización de Escenografía: Fernando Gómez
Realización de vestuario: Titi Suárez
Musicalización y Diseño de sonido: Sergio Klanfer
Diseño gráfico: Leandro M. Correa
Visuales: Christian Pérez
Asistencia de Dirección: Tomas Heck, Ana Belen González
Prensa: Duche&Zarate
Producción ejecutiva: Sol Vannelli y Tomas Heck
Funciones: Viernes y sábados a las 20 hs.
Venta por Alternativa Teatral
Teatro Payró – San Martín 766 – CABA
“No lo voy a hacer…”
Esta frase, producto de la duda…, tal vez de un temporario o anticipado arrepentimiento, pudo haber sido formulada por Marco Junio Bruto a algunos de sus más cercanos “colegas de conjura” que, como él, habían decidido asesinar a Julio César. ¿Y por qué? Para preservar los principios de la República que sentaron las bases éticas y políticas de Roma, engrandeciéndola, pero que estaban desde hacía tiempo en franca decadencia. Especialmente, cuando el Senado declara dictador perpetuo (cargo extraordinario y vitalicio) al gran político y militar Julio César, quien al decir de algunos, aspiraba a convertirse en rey. El mismo Julio César que siente un particular afecto casi filial hacia Bruto (hay quienes sostienen que hasta podría haber sido su padre, dado que había sido amante de Servilia, su madre). Finalmente, y más allá de esa frase, serán el senador Cicerón (uno de los ideólogos, pero no partícipe directo del hecho) , Casio (cercano a Bruto y uno de los principales conjurados) y hasta su propia esposa Porcia, entre otros, quien lo convencerán de ser partícipe fundamental del crimen político que aspiran llevar a cabo. Será precisamente el 15 de marzo (los idus de marzo…) del año 44 a.C. cuando Julio César muere asesinado, apuñalado cruelmente por los conspiradores. “¿También tú, Bruto?” será la frase que supuestamente pronuncia Julio César, al ver que Bruto es uno de los que le clava su puñal…
Este hecho trágico de la historia romana, y su protagonista, serán atractivos para la literatura, y sobrevolará los tiempos. Dante y la Divina Comedia en los albores del siglo XIV, Shakespeare en pleno teatro isabelino, Francisco de Quevedo en el Siglo de Oro español (con su “Vida de Marco Bruto” de 1644), y Borges, en su cuento breve La Trama (de su libro El Hacedor), se ocuparán de este personaje especial: BRUTUS.
Y Brutus llega nuevamente, aquí y ahora, en pleno siglo XXI, al teatro de Buenos Aires, en una notable puesta en escena de Oscar Barney Finn, quien además es el autor del texto teatral junto con Marcelo Zapata. Ambos nos presentan al personaje desde unas horas antes de ser partícipe del asesinato de Julio César, en Roma, hasta que decide y lleva adelante su propia muerte, el 23 de octubre del año 42 a.C. en Filipos, Grecia. Veremos así a un Brutus tal como el protagonista de una tragedia griega, víctima de su sino trágico, pero también un hombre de convicciones (los principios republicanos) aunque en permanente lucha interna con sus dudas, especialmente por el hecho del que fue partícipe y por el cual lo recordará siempre la Historia. Se nos presenta un ser atormentado, sin paz interior, que lo llevará al suicidio. Siempre en él está la nube que oscurece su espíritu…como las nubes que permanentemente están en escena oscureciendo el cielo y anticipando la tormenta. Una muy especial descripción psicológica llevada a la escena.
Pero al interés del texto teatral, debemos sumarle una dirección fina y precisa, y una marcación actoral digna de destacar (lo cual no sorprende al tratarse de Barney Finn, un gran director de actores), en un espacio escénico despojado casi al extremo, con una minimalista escenografía. El texto es la figura central. Para ello hacia falta un grupo de actores que respondieran a ese desafío, llevados de la mano de un director que, además en este caso, es uno de los autores.
Brutus está a cargo de Paulo Brunetti (que ha sido dirigido en múltiples oportunidades por Barney Finn, y sin dudas ambos forman un muy buen equipo), quien nos muestra al protagonista en todas sus facetas y su complejidad; Brunetti es Brutus. Se destacan también Ana Yovino como Porcia (esposa y prima hermana de Brutus) y Carlos Kaspar (en el rol del senador Cicerón, uno de los ideólogos de la conjura y asesinato). Completan el elenco Nelson Rueda, Beatriz Dellacasa, Mariano Madrazo y Joaquín Cejas.
El diseño de escenografía e iluminación corresponde a Ramón López y el diseño de vestuario a Mini Zuccheri.
La propuesta de BRUTUS es claramente ejemplo del buen teatro. Y como tal, también nos lleva, por comparación, similitud, analogías, a reflexionar sobre nuestro presente y nuestra realidad. Lo cual, no es poco… “No dejemos de hacerlo”.