lunes, 22 de septiembre de 2025
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EL NO del público, a la nueva versión de MEFISTÓFELE de Boito en La Fenice

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Noches pasada la versión vista en el Teatro La Fenice de la ópera Mefistofele desató una tormenta de emociones y controversia, reviviendo una obra que nació como un desafío monumental al status quo del teatro musical. Desde su concepción, Mefistofele se distinguió como una ópera sui generis, cuyo libreto rebosaba de subversión, irreverencia e innovación, con inserciones métricas que desafiaban las convenciones establecidas. Este enfoque radical se veía respaldado por un trasfondo masónico y gnóstico, glorificando el Apocalipsis del Anticristo, lo cual se anuncia anuncia por los siete truenos y las siete trompetas del Prólogo en el Cielo.

La mente maestra detrás de esta obra, Arrigo Boito, buscaba no solo renovar la estructura y el estilo del libreto operístico, sino también liberar al melodrama de las limitaciones de las piezas cerradas, trascendiendo las fronteras rítmicas y armónicas tradicionales. El primer Mefistofele, estrenado en 1868, fue una provocación monumental de más de cinco horas de duración, diseñada para desafiar y confrontar al público. En su estreno en el Teatro alla Scala, Boito fue recibido con abucheos, pero úulprespondió con la misma moneda, a través de su alter ego, Mefistofele, quien en la Canzone «del silbido» golpeó a los espectadores con su nihilismo silbante, mientras confesaba en el Prólogo en el Cielo el riesgo de recibir críticas negativas.

Esta primera y desafortunada versión fue sometida a múltiples revisiones posteriores, desde la exitosa realización de Bolonia (1875) hasta su reestreno en Milán (1881). Estas revisiones dieron origen a la obra que hoy conocemos, con cambios significativos como la transformación de Fausto de barítono a tenor, y una reducción en la duración a la mitad, gracias a importantes recortes. Sin embargo, esta obra con una génesis tan conflictiva representa un desafío monumental para cualquier regista que se atreva a abordarla.

El renacimiento infernal de Mefistofele en el Teatro La Fenice desató una oleada de críticas y elogios, recordándonos la audacia y la provocación que siempre han caracterizado a esta obra maestra del teatro musical. Desde su impactante Prólogo en el Cielo hasta su apoteósico final, Mefistofele sigue desafiando las convenciones y deslumbrando al público con su inquebrantable espíritu rebelde.)

Moshe Leiser y Patrice Caurier, conscientes del desafío, elaboraron la puesta en escena de la obra maestra de Boito, para el retorno a La Fenice tras más de medio siglo de ausencia. En esta reinterpretación, Mefistofele, el personaje principal, personifica el despectivo nihilismo del autor. Esta visión se refleja desde el inicio del espectáculo en un escenario casi vacío, donde un sillón se destaca junto a una ducha, simbolizando el ingreso a través de la desnudez completa del protagonista al mundo humano. La ironía alcanza su cúspide cuando, al encender la televisión, el defectuoso mando a distancia solo permite sintonizar la cadena CattoTv (católico tv , en donde se ve al Papa en un pedido por la paz del mundo), añadiendo al ambiente un aire de desolación y abandono. Las siguientes escenas, como el jardín, el carnaval y los sabbats, se presentan como alucinaciones provocadas por la droga de Mefistófeles durante la estipulación del pacto. Una situación que provocó sonrisas y estupor fue la aparición{no de Margarita con velo (representando una mujer Arabe) y como frutilla de postre, en el acto de la cárcel  ella toma un celular, para cantar la celebre aria L’altra notte infodo al mare siendo en ese momento ,en el  cual uno aprecia en que ya  se llega a la cima del disparate y eso se sintió en la devolución del aria en aplausos , muy pocos para una cantante reconocida a nivel mundial.

El Sabbath infernal, en particular, se represento como una fiesta salvaje y siniestra, con el clásico revestido de originalidad mediante el recurso del teatro dentro del teatro. El simbolismo del Epílogo, donde Fausto enfrenta su muerte tocando el violonchelo en busca de consuelo, como final tuvo una resolución ingenua ante tanto avasallamiento , ahora eso si Mefisto mira al publico y apunto con un arma a los espectadores, a lo cual se realizo el apagón final…

Una noche operísticas que trasciende por el disparate de la regia y asimismo por los aplausos brevés, en una función que se caracterizo por un publico que no acepta ya más cambios… A tener en cuenta registas, el publico esta diciendo basta.

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