miércoles, 24 de diciembre de 2025
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El bombast, una moda que infló la vanidad

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Clara VON HAAS
Clara VON HAAS
Clara Von Haas – Psicóloga & Musicóloga, especializada en los vínculos entre percepción, emoción y experiencia estética. Divide su residencia entre Alemania y Argentina, donde desarrolla una intensa actividad profesional en ambos países. Como investigadora y divulgadora cultural, escribe de manera asidua para Oper Klass y para ByBattaglia.com, en las secciones de cultura, música y arte. Sus textos se distinguen por un enfoque analítico y sensible, combinando rigor académico con una perspectiva humanista que integra psicología, historia de la música y pensamiento contemporáneo. Ha participado en proyectos interdisciplinarios que abordan la relación entre identidad sonora y memoria afectiva, y colabora regularmente con instituciones culturales en conferencias, artículos y programas educativos. Su trabajo se caracteriza por una mirada profunda, crítica y accesible, siempre orientada a acercar la música y las artes al público con claridad, erudición y sensibilidad.

El bombast, ese peculiar relleno de la indumentaria del siglo XVI, no era solo un capricho estético, sino un reflejo de la sociedad de la época. En una era donde la apariencia era sinónimo de estatus, el bombast se convirtió en un símbolo de poder y prosperidad. No obstante, este exceso de tela y relleno también tenía sus inconvenientes.

La incomodidad y los riesgos del bombast

A pesar de su popularidad, el bombast no era precisamente cómodo. Los rellenos, que podían ser tan pesados como un niño pequeño, limitaban la movilidad y hacían que actividades cotidianas como sentarse o inclinarse fueran todo un desafío. Además, el uso de materiales como el serrín planteaba riesgos de incendio, especialmente en un entorno donde las llamas abiertas eran comunes para la iluminación y la calefacción.

La función social del bombast

Más allá de la moda, el bombast tenía una función social clara. En una época donde la obesidad no era común, una figura corpulenta era un indicador de riqueza. Así, el bombast permitía a sus usuarios proyectar una imagen de éxito y abundancia, incluso si la realidad era diferente.

El declive del bombast

Con el tiempo, la moda del bombast comenzó a declinar. La practicidad y la comodidad empezaron a ganar terreno frente a la ostentación. El siglo XVII trajo consigo un cambio en los ideales estéticos, y la silueta inflada del bombast fue reemplazada por formas más naturales y ajustadas al cuerpo.

El legado del bombast

Aunque el bombast ya no forma parte de nuestro vestuario diario, su legado perdura en la moda contemporánea. Las prendas estructuradas y los rellenos discretos siguen siendo herramientas para moldear la figura según los ideales de belleza de cada época. El bombast nos recuerda que la moda es un espejo de la cultura y los valores de su tiempo, y que lo que hoy nos parece excesivo, en su momento fue el epítome de la elegancia y el buen gusto.

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