COPPELIA el clasico ballet en una PUESTA AÑIÑADA y SIN SORPRESAS – Teatro Colón

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BALLET ESTABLE DEL TEATRO COLÓN

COPPELIA (1870)

MÚSICA: LEO DELIBES

LIBRETO: CHARLES NUITTER Y ARTHUR SAINT-LEÓN

BALLET EN TRES ACTOS

DIRECTORA DEL BALLET ESTABLE: PALOMA HERRERA

DIRECTOR MUSICAL INVITADO: MARTIN WEST

REPOSICIÓN COREOGRÁFICA: DALAL ACHCAR

ASISTENTES COREOGRÁFICOS: MARIA LUISA NORONHA KRAHL, MARIA CELESTE LIMA, TINDARO SILVANO

DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA Y VESTUARIO: JOSÉ VARONA

DISEÑO DE ILUMINACIÓN: RUBEN CONDE

CRÓNICA MARTES 19 DE JUNIO

SWANILDA: CAMILA BOCCA

FRANZ: FEDERICO FERNANDEZ

COPPELIUS: SERGIO HOCHBAUM

Como bien dice el programa es Coppelia la otra cara de la moneda del ballet romántico por excelencia, Giselle. Uno dramático el otro cómico; ambos ambientados en aldeas y con personajes que mezclan la fantasía con la realidad.

Pudiendo jugar con esa idea no se entiende que, a primera vista, desde el vestuario hasta la escenografía parecieran de Giselle. Pudiendo ahondar con las diferencias y aprovechar la vasta y abundante bibliografía en imágenes y estilos, de libros gráficos y álbumes sobre literatura especialmente, es una pena que tengamos una puesta tan conservadora.

Coppelia es un ballet encantador, entretenido, amigable para los bailarines y para la platea.

Esta reposición es correcta sin emocionar.

La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires sonó deslucida. Los instrumentos solistas tampoco encontraron su lugar en la sala. Acompañaron al ballet apenas cumpliendo. La batuta de Martin West tuvo tempos acertados pero no llegó a unir lo que pasaba en el foso con la acción.

Cómo decía tanto, la escenografía como el vestuario no se lucieron, las paletas de colores se volvieron poco armónicas y la elección de los géneros tampoco ayudó.

La iluminación no tuvo profundidad, en especial para crear los contrastes entre escenas y no colaboró con el argumento. Algunos momentos en el tercer acto ayudaron a lucir a los bailarines con la correcta dirección de Paloma herrera.

La nota de la noche fue la deliciosa Camila Bocca, histriónica, relajada, empezó tímida pero fue ganando confianza. Con hermosas posiciones fijas fue el eje qué llevó la acción adelante. También las bailarinas que personificaban a las amigas se lucieron en las marcaciones cómicas con buena técnica de ballet.

Federico Fernández posee el fisic du rol ideal para el personaje pero en cuanto a la técnica de ballet no llegó a convencer a la platea, no se lo veía disfrutando del personaje; claro que un artista tiene días mejores que otros, fue correcto.

Coppelius fue Sergio Hochbaum, experimentado en estos roles que junto a Camila Bocca encantaron en un muy buen tercer acto.

Coppelia en el Teatro Colón resulto ser un divertimento demasiado aniñado, sin lucimientos. Una puesta que bien podría ser una foto de 1870.

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