En el siglo XVIII, el ideal de la belleza masculina se forma bajo la influencia de las leyes de rocaille. Todo pierde su majestuosidad, se vuelve gracioso, coqueto y gracioso. Júpiter se transforma en Adonis, «el joven dios con zapatos ligeros». La evolución va cada vez hacia el refinamiento, el refinamiento y el hombre pierde los rasgos de masculinidad, volviéndose afeminado. «Un hombre ahora más que nunca se parece a una mujer … la espada se lleva lo menos posible.
Se ponen guantes en las manos, no sólo se cepillan los dientes, sino que también se blanquean, se sonrojan la cara.
Un hombre camina y conduce en un cochecito lo menos posible, come comida liviana, ama las sillas cómodas y la cama de un difunto. No quiere quedarse atrás de una mujer en nada, usa ropa de cama fina y encajes, se viste durante horas, se pone anillos en los dedos y se llena los bolsillos de chucherías «. – Así se describe el tipo de moda de esa época. «Los hombres con puños de hierro, con el estómago de avestruces, con músculos fuertes ahora sólo se pueden encontrar como curiosidad – en las ferias».
