Ópera: Aida, de Giuseppe Verdi. Producción: Teatro Argentino de La Plata. Dirección musical: Carlos Vieu. Dirección de escena: María Concepción Perre y María de la Paz Perre. Diseño escenográfico: María José Besozzi. Diseño de vestuario: Stella Maris Müller. Coreografía: María Colusi, re. Diseño lumínico: Gabriel Lorenti. Reparto: Monserrat Maldonado(Aida), Enrique Folger (Radamés), Guadalupe Barrientos (Amneris), Fabian Veloz (Amonasro), Juan Barriel (Ramfis), Arnaldo Quiroga(Faraón), María del Rocío Giordano (Sacerdotisa) y Raúl Iriarte (Mensajero). Ballet y Orquesta Estable del Teatro Argentino. Coro Estable del Teatro Argentino dirigido por Santiago Cano. Sala: Ginastera, del Teatro Argentino de La Plata. Nuestra opinión: muy buena.
El pedido del Khedive de Egipto, Ismail Pachá, a Verdi para componer una ópera trascendió la mera conmemoración de la apertura del Canal de Suez en 1869. Su verdadero propósito era otorgar un realce sin precedentes al Teatro Nacional de El Cairo, inaugurado ese mismo año con «Rigoletto» del propio Verdi. En el pináculo de su madurez artística, Verdi canalizó la fascinación occidental por Egipto, avivada por los descubrimientos arqueológicos de la época. En un momento en que el naturalismo estaba en pleno auge en Europa, tanto en la literatura como en la música, Verdi se aferró al romanticismo más intenso al narrar la trágica historia de amor entre Aida y Radamés, cuyo amor condenado los lleva a una «muerte de amor» mística y sublime.
La refinada orquestación de Verdi en Aida, que refleja sus avances significativos en este aspecto, absorbe la influencia crucial de la «grand opéra» francesa de Meyerbeer. Esta influencia se manifiesta en la parte espectacular de la obra, entrelazada con la parte íntima, aunque es la espectacularidad la que ha asegurado la inmensa popularidad de la ópera. Verdi incluso diseñó las trompetas para la Marcha Triunfal y prácticamente escribió el libreto, con Antonio Ghislanzoni limitándose a versificarlo, como lo señala Verdi en su carta a Giulio Ricordi del 25 de junio de 1870.
Teatro Argentino – Temporada 2024 – Ópera Aída – Monserrat Maldonado – Guadalupe Barrientos – Enrique Folger – Fabian Veloz, etc
Sin embargo, la reciente producción del Teatro Argentino, a pesar de su imponente puesta en escena, carece de profundidad. El vestuario, diseñado por Stella Maris Müller, aunque vistoso, parece sobrepuesto a una escenografía minimalista creada por María José Besozzi. La dirección de María Concepción Perre y María de la Paz Perre mantiene un clasicismo tradicional con elementos contemporáneos, acentuada por la ideal iluminación de Gabriel Lorenti. La inclusión de los bailes coreografiados por María Marta Colusi, con la asistencia de Valentín Fernández, intentan devolver al escenario una esencia original verdiana, aunque la monumentalidad buscada por Verdi se diluye en la escena plana y simbólica de la gran escalinata.
El Mtro. Carlos Vieu dirigió la orquesta con valentía, aunque en algunos momentos aceleró el tempo, desafiando a la correcta Orquesta Estable del Primer Coliseo Provincial y al Coro Estable bajo la dirección de Santiago Cano.
Montserrat Maldonado encarnó el desafiante rol de Aida con una técnica admirable. En «Cieli azzurri», mostró la suavidad precisa, sosteniendo su nota alta con la riqueza vocal oscura necesaria para este personaje. Aida, generalmente caracterizada por voces potentes y dramáticas o por un refinamiento brillante, encuentra en Maldonado un equilibrio digno, aunque su interpretación podría beneficiarse de una mayor uniformidad en las notas más delicadas. La voz escrita por Verdi para el papel de Aida es una amalgama de poder y delicadeza, exigiendo al intérprete una amplia gama dinámica y un control vocal excepcional. Desde los momentos de intimidad hasta los momentos de exaltación dramática, la voz de Aida debe resonar con pasión y expresividad, manteniendo siempre una calidad cálida y envolvente. Los pasajes más suaves requieren una suavidad melódica cautivadora, mientras que los momentos de confrontación demandan una fuerza vocal impresionante. La complejidad de este papel desafía al cantante a encontrar un equilibrio entre la fuerza y la sensibilidad, creando así una interpretación verdaderamente cautivadora.
Guadalupe Barrientos brilló como Amneris, con una voz rica que moduló a la perfección. Su actuación alcanzó su clímax en el cuarto acto, donde su interpretación de la princesa egipcia fue poderosa y emocional, ¡culminando con un impresionante “Empia razza! Anatema su voi!»
Enrique Folger demostró ser un excelente Radamés, con una voz robusta y elegante, sin esfuerzo en las notas altas y medias voces. Su «Celeste Aida» fue un crescendo emocional que culminó con un Si sostenido impecable. Junto a Maldonado, Folger alcanzó un momento evocador y conmovedor en el final de la ópera.
Teatro Argentino – Temporada 2024 – Ópera Aída – Enrique Folger
Fabia Veloz, como Amonasro, ofreció una interpretación segura y confiada, demostrando magnificencia en una partitura compleja. Su dominio de los stacatos y su entrega total hicieron de su Amonasro una clase magistral de interpretación verdiana.
Juan Barrile como Ramfis y Arnaldo Quiroga como el Rey, estuvieron a la altura del cuarteto protagónico, junto a Maria Rocío Giordano de voz bien expresada, en el papel de sacerdotisa y Maximiliano Agatiello como el Mensajero.
En resumen, la producción de Aida del primer elenco, aunque impactante visualmente, adolece de la profundidad emocional que caracteriza la obra de Verdi. Las interpretaciones individuales de Maldonado, Barriento, Folger y Veloz, miembros del cuarteto protagónico, resaltaron en un contexto que careció de la acción dramática necesaria para realzar la coherencia y el dinamismo escénico.