Nabucco, ópera en cuatro actos Música: Giuseppe Verdi Libreto: Temistocle Solera Preparación y Dirección Musical: César Tello
Dirección de Escena: Gabriel Villalba Escenografía: Zaccaria Gianni Iluminación: Guido Lombardo Coro Estable de Clásica del Sur: Dtro. Mtro. Cesar Tello Chorale Lyrique de Buenos Aires: Dir. Mtra. Silvia Aloy
Elenco: Nabucco: Marcelo Iglesias Reynes Abigail: Mariana Carnovali Zaccaria: Bruno Sciani Fenena: Mónica Koggionis Ismael: Nicolás Sánchez Sacerdote: Miguel Ángel Gualano Ana: Natalia Vivas Abdalo: Miguel Balea – Sala: Teatro Avenida – Nuestra calificación : Muy buena
El pasado sábado, el Teatro Avenida de Buenos Aires se convirtió en el epicentro de una doble celebración operística. Por un lado, el décimo aniversario de la destacada compañía Clásica del Sur; por otro, los treinta años de carrera como director de orquesta del maestro César Tello, un verdadero factótum de la compañía. La velada se coronó con una notable representación de «Nabucco», la célebre ópera de Giuseppe Verdi.
Una Década de Excelencia
Clásica del Sur ha llevado a cabo cerca de cuarenta títulos líricos en sus primeros diez años, presentando elencos destacados y figuras que han emergido como notables en la lírica nacional e internacional. La compañía se ha distinguido por ofrecer óperas raramente vistas en el Teatro Colón, como «Semiramide», «Maria Estuardo» y «Roberto Devereux». Este esfuerzo sostenido, financiado por aportes privados y un inquebrantable espíritu de colaboración, ha elevado la jerarquía de sus producciones. Esta labor incansable ha hecho de Clásica del Sur un referente en el ámbito operístico argentino.
El maestro César Tello, alma y motor de esta compañía, ha sido fundamental para su éxito. Con una carrera que abarca tres décadas, Tello ha demostrado ser un director de orquesta de gran talento y visión. Su capacidad para formar y guiar a músicos y cantantes ha sido crucial para el desarrollo de Clásica del Sur. Su enfoque meticuloso y su pasión por la música han dado lugar a producciones emocionalmente resonantes.
El Renacer de Verdi con Nabucco
El regreso triunfal de Verdi al mundo operístico con «Nabucco» es bien conocido. Tras el fracaso inicial de sus primeras óperas y la devastadora pérdida de su familia, Verdi casi abandonó la composición. Sin embargo, el libreto de Temistocle Solera sobre Nabucodonosor, rey de Babilonia, revivió su espíritu creativo. «Nabucco» no solo revitalizó a Verdi, sino que también se convirtió en un símbolo del Risorgimento italiano, con coros y mensajes patrióticos que resonaron profundamente en el pueblo italiano.
La historia de «Nabucco» se centra en el conflicto entre los hebreos y los babilonios, encabezados por el rey Nabucodonosor. La ópera es famosa por su coro «Va, pensiero», que se ha convertido en un himno no oficial de la unidad y la libertad italianas. Este coro, que expresa el anhelo de los hebreos exiliados por su patria, resonó profundamente en el público italiano de la época, que también anhelaba la unificación y la liberación de su patria.
Una Producción Destacada
La nueva producción de «Nabucco» en el Teatro Avenida, con motivo del décimo aniversario de Clásica del Sur, fue una muestra de excelencia coral y orquestal. El Coro Estable de Clásica del Sur, dirigido por César Tello, y el Chorale Clasique de Buenos Ayres, dirigido por Silvia Aloy, se unieron para formar un formidable conjunto de más de cuarenta integrantes. Su interpretación del «Va, pensiero» fue tan emotiva y precisa que mereció un bis al finalizar la ópera. Este coro, uno de los momentos más esperados de la noche, fue ejecutado con una pasión y una precisión que conmovieron profundamente al público.

La orquesta, bajo la batuta de Tello, ofreció una interpretación fiel a la partitura original, con tempos bien marcados y una ejecución limpia que destacó los grandes concertantes de Verdi. Tello dirigió con energía y claridad, logrando cohesión e intensidad en la partitura original del Maestro de Busetto.
Entre los solistas, Marcelo Iglesias Reynes, como Nabucco, mostró un notable crecimiento vocal y expresivo, ¡especialmente en su monólogo “Dio di Giuda!». Iglesias Reynes capturó perfectamente la transformación del personaje de un rey tiránico a un hombre humillado y arrepentido; su actuación fue una mezcla de poder y vulnerabilidad notoria.
Mariana Carnovali brilló en el papel de Abigaille, mostrando una fuerza y seguridad en la exigente aria «Anch’io dischiuso il giorno». Su interpretación del personaje ambicioso y vengativo fue convincente, Carnovali navegó por las complejidades de Abigaille con una muy buena técnica y una intensidad dramática que mantuvieron al público en vilo. Su capacidad para expresar las emociones del personaje hizo de su actuación una de las más destacadas de la noche.

La mezzosoprano Mónica Koggionis ofreció una interpretación correcta de Fenena, la hija legítima del rey. Su voz, en diferentes balances, sirvió como un contraste efectivo con la feroz Abigaille. El joven bajo Bruno Sciani, en el rol de Zaccaria, demostró un buen trabajo estilístico, con registros centrales y agudos bien manejados. Sciani trajo al personaje del sacerdote hebreo una autoridad y una fuerza que fueron palpables en cada una de sus intervenciones. Su interpretación del aria “Vieni, ¡o levita!» fue especialmente notoria, mostrando capacidad técnica como su profundo entendimiento del personaje.

El tenor Nicolás Sánchez cumplió dignamente con el papel de Ismaele, aportando fervor y compromiso a su interpretación.
Los roles secundarios, a cargo de Miguel Balea (Abdalo), Natalia Vivas (Ana) y Miguel Ángel Gualano (Sacerdote), complementaron el elenco de manera correcta. Cada uno de ellos aportó su talento y su dedicación para completar un conjunto que funcionó a la perfección. La atención al detalle en estas actuaciones secundarias contribuyó significativamente al éxito general de la producción.
La puesta en escena, a cargo de Gabriel Villalba, fue tradicional pero efectiva, con una escenografía diseñada por Zacarías Gianni que respetó el espíritu de la obra. Villalba logró una dirección actoral que fue tanto respetuosa con el libreto como innovadora en su enfoque, manteniendo un equilibrio que permitió que la historia se desarrollara de manera clara y poderosa.
La iluminación de Guido Lombardo y el vestuario, que añadió un efecto transformador hacia el final, contribuyeron a crear una atmósfera adecuada para la trama épica de «Nabucco». Lombardo utilizó una paleta de luces que realzó los momentos dramáticos y creó una sensación de profundidad y espacio, mientras que el vestuario de época diseñó un contexto visual que transportó al público a la antigua Babilonia.
La celebración del décimo aniversario de Clásica del Sur y los treinta años de carrera de César Tello como director de orquesta se vivieron con intensidad y emoción en el Teatro Avenida. La interpretación de «Nabucco» no solo honró la rica historia de la ópera, sino que también demostró el futuro brillante de Clásica del Sur bajo la dirección visionaria de Tello. Este homenaje no solo celebró logros pasados, sino que también prometió muchas noches de operística por venir.