La presentación más reciente del Teatro de Opereta de Budapest no es solo una crítica social bien formulada empapada en una comedia sangrienta, sino también una de las operetas más originales, aunque al estilo sería un pasticcio musical truculento. La obra de más de 150 años de compuesta por Offenbach, Barba Azul se puede ver en la capital de Hungría.
El nombre de Jacques Offenbach es ciertamente familiar para los fanáticos de la música clásica, recordemos su obra póstuma Les Comtes de Hoffmann.
Offenbach no fue solo el siglo XIX, tuvo gran impacto en la vida musical del siglo XX, pero también se le debe el haber puesto las piedras angulares de la opereta como género
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La leyenda de Barba Azul tiene varios siglos de historia, artistas inspirados como Charles Perrault o los hermanos Grimm que han estado contando la historia del príncipe matando a sus esposas. Pero en el mundo del teatro musical, también tenemos un ejemplo de adaptación: basta con pensar en la ópera de Béla Bartók ( The Bluebird Prince’s Castle ). La cuestión de cómo esta historia relativamente simple y breve, se plantea más cruda como sangrienta, conformada en tres historia que plantean tres acciones en simultaneo, lo cual provoca el conflicto en el espectador ya que lo que se ve no es y lo correcto es lo contrario. . La respuesta fue casi exactamente 152 años antes del estreno actual de Budapest (su estreno fue en Paris en 1886).
La historia que se reformulo en húngaro por Ármin Szabó-Székely Ármin, Kriszta Székely y Attila Lőrinczy presentsa cuando se abre el telón uno ve en el escenario una gran empresa, y a los cantantes/actores a en este ámbito corporativo. El consejero delegado es Barba Azul, el cual llora a su quinta esposa mientras piensa en la próxima. Popolani, su secretario personal, finalmente hace travesti, el ama de llaves perseguir al repartidor de pizza Saphir (a postereiori resulta ser un mensajero de Barba Azul).
Para la buena opereta, la historia está llena de complicaciones amorosas, todos están enamorados de alguien, pero no el correcto. La confusión será cada vez más densa, lo que asegurará excelentes confusiones y risas (si uno es húngaro). Al mismo tiempo emergen las características bouffes sociales y políticas. Barba Azul y el Senador Bobėche, los hombres en posiciones de alto rango piensan que pueden hacer todo lo que quieren, serán unibles de crímenes y sobre todo de realizar humillaciones burlescas a la servidumbre, al estar en el poder según estos personajes “se puede hacer todo”.
La historia, por lo tanto, es paralelo que traza entre ellos: mientras que el propietario de la empresa hace que sus mujeres pasen por su cama y sean humilladas sin ningún problema tan pronto como se sienta llevarle la contraria, hasta que un senador celoso aquellos hombres que como él se atreve a mirar a su esposa. Por otro lado, la historia de la mucama de barba Azul que es todo lo contrario posee todos los hombres quasi “dominatrice”, la cual al finalizar la obra será la nueva directora de empresa, sus súbditas con correas arrodillados serán Barba Azul y Bobeche.
Amigos que decirles, se da en Budapest, por lo visto el femicidio no se le da importancia acá. No es una obra sencilla de aceptar y aparte la traslación es más provocadora, les puedo asegurar que las humillaciones que se ven son bien al estilo de película gore. La música que en este caso no cabe duda es una muy menor de tan celebre compositor, pasa a ser música de fondo, la crueldad, la sangre y el disparate se centra en el escenario, y de allí todo al estilo de Sodoma y Gomorra.
Una velada que no fue para nada de mi agrado, que me sentí agredido, respeto toda propuesta, no soy obtuso en avance de ideas, pero sobre una obra que posee 150 años de estrenada, uno se pregunta si Offenbach planteo personajes sadomasoquista, personajes que se burlan de la mujer al provocarles la muerte y más.