LA PROHIBICION DE AMAR
Musica ylibreto:Richard Wagner
Sobre la obra de William Shakespeare, Medida por Medida
Teatro Colón (función del 30 de abril 2017)
DIRECCIÓN MUSICAL:Oliver von Dohnanyi
DIRECCIÓN DE ESCENA:Kasper Holten
DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA,Y VESTUARIO:Steffen Aarfing
DISEÑO DE ILUMINACIÓN:Bruno Poet
DISEÑO DE PROYECCIONES:Luke Halls
COREOGRAFÍA:Signe Fabricius
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ELENCO
ISABELLA: Lise Davidsen
DORELLA:María Hinojosa
LUZIO: Peter Lodahl
BRIGHELL: Christian Hübner
FRIEDRICH:Hernán Iturralde
CLAUDIO:Carlos Ullán
ANTONIO:Sergio Spina
PONTIO PILATO:Fernando Chalabe
ANGELO: Norberto Marcos
DANIELI: Emiliano Bulacios
MARIANA: Marisú Pavón
La prohibición de amar (Das Liebesverbot) es una ópera en dos actos, escrita y compuesta por Richard Wagner en 1834, la segunda del compositor y la primera en ser representada. El libreto se basa en la comedia Medida por medida, de William Shakespeare. Fue descrita por el mismo Wagner como una «grosse komische Oper».
Con 21 años RICHARD WAGNER , es un joven inquieto que quiere comerse el mundo además de cambiarlo. Ha escrito una primera ópera, ‘Die Feen’ (‘Las hadas’), al estilo alemán, pero se ha quedado en un cajón. Ahora prueba con el estilo italiano componiendo ‘Das Liebesverbot’ (‘La prohibición de amar’), pero la suerte no le acompaña. Consigue estrenarla dos años después, en 1836 en Magdeburgo, pero resulta un completo fiasco, aunque es por casusas ajenas a las virtudes artísticas de la obra.
Tras aquel fracaso, Richard Wagner no solo escondió la partitura de su primera -y casi única-ópera cómica. Años más tarde, cuando gozaba del patrocinio de Luis II de Baviera, le envió el original acompañado de un poema con el que quería hacerse perdonar lo que el compositor calificaba de «pecado de juventud». Aquel pecadillo nunca se representó en vida del autor y no fue hasta los años 20 del siglo XX cuando llegó a un escenario.
Sin embargo, es una ópera representada muy raramente. Arrastra varios hándicaps. El primero, la prevención ante una obra de juventud. El segundo, su exclusión del canon wagneriano. Y el tercero, toda la grandiosa obra posterior del compositor, en particular desde ‘El anillo del Nibelungo’ hasta la última, ‘Parsifal’, cuando el compositor crea un mundo musical propio y único.
‘La prohibición de amar’ ha quedado como una ópera que se representa en ocasiones conmemorativas, en festivales o en ámbitos universitarios. Existe la versión histórica de referencia que la dirigió el mítico director Sawallich, el cual comenzó por abreviar texto y acortar los tiempos de la partitura, la cual pasa de una duración de cuatro horas a dos horas treinta. Esta reaparición e la obra se debió a que se cumplía el centenario del fallecimiento de Wagner.
La ópera puede ser vista como una rareza, pero encierra mucho Wagner, desde la devoción que sentía por William Shakespeare ya que se basa en su comedia ‘Medida por medida’, hasta la acerada crítica que contiene contra el autoritarismo, el puritanismo y las convenciones sociales. Así como se hallan los muchos compases fácilmente identificables que encontramos en obras posteriores. Será “pecado juvenil” … pero es como dice los españoles una “gozada”.
La prohibición de amar, es una ópera cómica que sigue la tradición de la ópera francesa e italiana de su tiempo, pero de vez en cuando, aquí y allá, aparece el Wagner maduro. Cualquier aficionado de ópera pudo identificar pasajes que recuerdan a Tannhäuser e incluso Tristán. La ópera es fácil de escuchar, con algunas arias, dúos y atractivos conjuntos, lo cual me lleva a decir que no merece haber caído en el olvido completo
La orquesta estuvo brillante en todo momento con una batuta eximia que es la del Mtro. OLIVER VON DOHNANYI, absolutamente en fortísimos sus temas pero que a diferencia de la vista y oído de la de Ivor Bolton en el Teatro Real de Madrid, esta versión dada en el Colón exsudaba juventud en brillo musical.
El reparto tuvo figuras extranjeras y nacionales. Ahora bien, la gran revelación fue la joven cantante noruega LISE DAVIDSEN, la cual demostró una capacidad vocal excepcional, su final en donde llama al pueblo, su nota alta recordaba a una Brunilda aguerrida que superaba ampliamente la orquesta de manera segura y firme, lo cual deleito al público en todo momento. MARIA HINOJOSA, juvenil soprano, fue correcta como picara novicia, el tenor PETER LUDAHL, y el bajo CHRISTIAN HUBNER quien conformo un Brighella lleno de humor, escuchándoselo cómodo en su cuerda frente a la orquestación tan complicada. Pero claro ejemplo fue, HERNAN ITURRALDE, que diseño un gobernador Friederich, lleno de sarcasmo e ironía, su voz acompaño de manera segura sus stacatos a tempo. Debo marcar las buenas participaciones del resto del elenco argentino que acompaño, el cual estuvieron en destaques dando buen ejemplo de técnica y capacidad en conformar interpretaciones llenas de buen nivel, los mencionados fueron: CARLOS ULLAN, SERGIO SPINA, FERNANDO CHALABE, MARISU PAVON, EMILIANO BULACIOS y FERNANDO MARCOS.
Una obra con esta brillantez musical, no podía haber tenida un concepto mejor que el planteado por el regista alemán KASPER HOLTEN, la cual fue dando permanentemente toques de ironía que el propio Wagner remarca, la escenografía era un gran cuadro que retrotraía a la obra de M.S. Escher, escaleras que suben y bajan marcan la contradicción, emerge la sátira a una sociedad italiana de Palermo gobernada por un dictador alemán, el cual decide prohibir amar al pueblo pero claro “salvo él “.
Una noche brillante, una noche en donde el público disfruto a pleno de la música y la acciones, el espectador es el mejor referente más que un crítico, esta vez nadie se marchó en intervalo y la ovación final me retrotrajo a épocas doradas del Teatro Colon.
Un comentario de color es que el leimotiv del “trala la la”, me acompaño a mi casa tarareandolo cuasi joven y estando feliz de una velada en donde Wagner con su juventud, nos demostró que la genialidad está en todas las épocas de la vida.