Teatro Colón
Jueves 21 de Octubre de 2021
Olga Peretyatko (sopreno)
Matthias Samuil (piano)
Programa:
G. BIZET – Les Pêcheurs de Perles
Me voilà seule .. Comme autrefois (Aria de Leila)
J. OFFENBACH – Les Contes D’Hoffmann
Les oiseaux dans la charmille (Aria de Olympia)
Elle a fui, la tourterelle (Aria de Antonia)
L’amour lui dit: la belle! (Aria de Giulietta)
F. CHOPIN – Nocturno Op. 9 Nº2 en Mi bemol mayor
(piano solo)
C. GOUNOD – Sérénade: Quand tu chantes, bercée
F. CHOPIN – Nocturno Nº 20 en Do sostenido menor,
Op. Post- Lento con gran espressione
(piano solo)
V. BELLINI – Norma
Casta diva… (Aria de Norma)
G. ROSSINI – Semiramide
Bel raggio lusinghier .. Dolce pensiero
(Cavatina de Semiramide)
Il Barbiere di Siviglia
Una voce poco fa (Aria de Rosina)
El debut de la soprano Olga Pereytko en el Teatro Colón será recordada durante mucho tiempo por los melómanos. La soprano rusa presentó un timbre sombreado como luminoso de porte aristocrático, de una dulce y serena elegancia, con una intensidad evidente y contrastada. Su gesto esbelto y su hermosa figura correspondió a una línea de canto limpio, bello como depurado.
Peretytko presentó un programa valiente como decidido: abrió con repertorio francés con cuatro arias de peso; de Les Pêcheurs de Perles (Gounod) Me voilà seule … y de Les Contes D’Hoffmann (Offenbach) Les oiseaux dans la charmille (Aria de Olympia) Elle a fui, la tourterelle (Aria de Antonia) L’amour lui dit: la belle (Aria de Giulietta) en los cuales mostró su versatilidad como muñeca autómata, cortesana seductora y, sobre todo, la espontánea joven de veinte años. Le siguieron luego momentos de lucimiento en canciones de cámara de autores como Wagner, Schumann, Dvorak, Tosti, entre otros, en donde nuevamente su color sombreado con un tiempo luminoso de su instrumento, cuadró a las mil maravillas con la expresividad honda y poética de dichas páginas-
A posteriori emergió su repertorio belcantista en donde se la pudo apreciar absolutamente arrolladora, salvo cuando se atrevió con el «Casta diva», una pieza que supo controlar técnicamente, pero que al tomarse demasiadas precauciones limitaron la expresividad que tal aria causa en el público, y aquí la única pregunta que uno se realiza, es para que recurrir a un aria por efecto, cuando todo es brillo en su voz y asimismo, porque no realizar su cabaletta, cuando su técnica vocal lo permite ampliamente y hubiese sido una frutilla para tan bello programa. Con Bel raggio lusinghier de la Semiramide de Rossini y Una voce poca fa de Il Barbiere di Siviglia también del cisne de Pesaro sus coloraturas estuvieron dibujadas con precisión, ennobleciendo con su expresión la auténtica técnica del belcanto (canto ornamental de la más alta maestría al servicio de la causa teatral). Por ello que Peretyatko sea una prima donna que no solamente garantiza técnica vocal, sino una experiencia emocional.
En un notorio segundo plano, el pianista Matthias Samuil prestó seguridad y confianza a la soprano, en un acompañamiento cómplice y cuajado de pequeños detalles de buen gusto. Samuil ofreció asimismo buena muestra de su hacer como solista en dos piezas al piano, intercaladas entre las arias y canciones de Peretyatko: los Nocturnos Op. 9 Nº2 en Mi bemol mayor y el Nº 20 en Do sostenido menor, Op. Post- Lento con gran espressione ambos de F. Chopin.
Como cierre, Peretyatko ofreció tres bisess: la brillante Villanelle de Eva Dell’Acqua, O légère hirondelle (Mireille- Gounod), e “Il baccio”de Arditi; broche perfecto para una velada sobresaliente, que fue un compendio de lo mejor de Peretyatko, la cual se mostró en una forma vocal impecable, segura y confiada, capaz de un arte sereno y sincero, desvelando una madurez manifiesta como intérprete.