lunes, 22 de septiembre de 2025
10.4 C
Buenos Aires

Libros: Psicoanálisis del siglo XXI, A mi manera por Victor Korman

LECTURA RECOMENDADA

Ediciones Triburgo, Barcelona, ​​2025 – Organizado por APdeBA (Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires)

Víctor Korman fue uno de mis maestros en la legendaria Residencia de Psicopatología de “el Lanús”, es decir, el Policlínico – su nombre cambió alternativamente de “Evita” a “Dr, Gregorio Aráoz Alfaro” -, Lanús, Provincia de Buenos Aires.

Fue el primer Servicio de Salud Mental en Hospital General Publico de la República Argentina, cuya fundación se debió al genio del Dr. Mauricio Goldenberg, tal vez la mayor figura de la historia de la Psiquiatría en nuestro país. Antes del mismo, los pacientes no tenían otro lugar para llevar su sufrimiento que los viejos hospitales monovalentes o “manicomiales”, encerrados sobre sí mismos, y él supo demostrar que en un Hospital General la atención podía tener otra fluidez y contacto tanto con el devenir intrahospitalario como con el medio social que lo rodea.

En la foto puede verse, en la mesa expositora, de izquierda a derecha: Dr. Enrique Alba (comentador), Dr. Víctor Korman, Dra. Mercedes Magallón (comentadora) y Dra. Adela Costas (coordinadora de la mesa)

La Residencia de Lanús, según el modelo estadounidense, se convirtió en un Centro de Formación internacional. Muchos países de Latinoamérica (Venezuela, Brasil, Honduras, etc.) enviaban a jóvenes destacados “psi” a recibirla durante toda la duración del programa (3 años) y regresar a sus países para volcarla, donde aún no existía.

Mauricio no era psicoanalista, pero su práctica tenía estrecha relación con el psicoanálisis y sus instituciones. Lo que condujo a que muchos psicoanalistas de experiencia fueran convocados por él para habitar un nuevo universo: la clínica psicoanalítica en el medio público, y la formación de nuevos practicantes. Al retirarse del Policlínico para continuar su tarea fundacional en el Hospital Italiano de Capital Federal, dejó como Jefe de Servicio al Dr .Valentín Barenblit.

Valentín y Víctor fueron mis maestros cuando hice mi Residencia en Psicopatología en dicho lugar. Ya la teoría kleiniana desfallecía convirtiéndose en una serie de normas repetitivas, y fue el momento de entrada de la enseñanza de Jacques Lacan, del que apenas se conocían algunos textos.

Hoy Víctor se encuentra radicado desde hace muchos años en Barcelona, con muchos títulos en su CV incluyendo el Doctorado en la Universidad Complutense de Madrid y muchas instituciones, además de haber publicado numerosos volúmenes sobre la teoría y práctica psicoanalíticas. El presente volumen tiene no menos de 622 páginas.

En semejante extensión – gran parte de la cual intenta una sistematización “integral” de la teoría psicoanalítica – destacaremos algunos aspectos.

Antes que nada, un capítulo denominado “Homenaje al Dr. Valentín Barenblit” (que he mencionado anteriormente). Sobre la base de un texto de José Castells, convierte razonablemente al Jefe de Servicio en un héroe mitológico, que hubo de sortear hazañas y padecimientos al instar de un Heracles. Pero destaca su fenomenal y única capacidad de empatía, que ciertamente experimentaron todos los que tuvimos la emoción de conocerlo. Nadie tendría la menor duda sobre esa experiencia conmovedora.

Pero de la misma tal vez sea adecuado mencionar algunos pliegues menos evidentes. El discurso del sujeto neurótico no siempre envuelve el deseo de encontrar empatía. Muchas veces subterráneos masoquistas imponen la búsqueda de un “partenaire” menos condescendiente, y es la intuición del practicante reconocerlo y asumir la posición de mayor eficacia terapéutica.

Asimismo hay una muy extensa sección dedicada a la obra de Piera Aulagnier, psicoanalista francesa con la que Víctor supervisara largos años en París.

Pero lo que más nos impresiona como relevante es la sección clínica. En otro lugar he expresado mi convicción de que el psicoanálisis en nuestro país encuentra su fuerza productiva en la clínica antes que en la producción teórica, generalmente adoptada de un modelo anglosajón o francófono. Y es aquí donde las páginas de Víctor se vuelven apasionantes. El relato del “caso Alex”, un joven de 23 años que cubría sus severísimas carencias y sufrimientos bajo la manta de un grave trastorno de consumo de sustancias múltiple, impresiona como un “thriller”, una novela de misterio que uno lee con rapidez para enterarse del final. Aquí, como hace mucho tiempo D. W. Winnicott supo a sus 84 años sentarse en el piso para jugar con una niñita de 5 años para descifrar los enigmas que su intenso sufrimiento psíquico presentaba de modo cerradamente enmascarado, Víctor le tiende una mano a un joven sujeto al borde de precipitarse a un abismo sin retorno. Mérito también de “Alex”, que supo aferrarse al salvavidas ofrecido y emerger. Se trata de un esfuerzo de años enteros por conseguir transformar el consumo en síntoma. El proceso analítico es una construcción de dos sujetos, o más bien de lo que circula entre ambos creándose con independencia de las intenciones de los mismos: es lo que desde Freud llamamos “inconsciente”.

De las luces pasaremos a algunas sombras. En tan ciclópea documentación de la teoría, y anunciada su pertenencia al siglo XXI desde el título, sorprende no encontrar referencias a la revisión de aquélla en cuanto a su sesgo heteronormativo.

Si Freud pudo llevar a cabo un descubrimiento radical, que la pulsión en el ser parlante no tiene objeto – “natural”, “específico”, “pre-determinado” – pero hubo de “corregir” dicho hallazgo ante las posibles consecuencias atemorizadoras diseñando un mecanismo de “normalización” – el Complejo de Edipo – nuestra época es testigo del esfuerzo de pioneros y continuadores para aceptar, recibir y desarrollar aquéllas. En la copiosa bibliografía no es posible hallar los nombres de Jean Allouch, Fabrice Bourlez, Judith Butler, Tim Dean, Didier Eribon, Paul Preciado, Jorge Reitter, Suely Rolnik, Gayle Rubin, Eve Sedgwick, entre muchos otros (tampoco Michel Foucault).

Y en la presentación, tenemos la impresión que no sólo se omitieron los aspectos relevantes del libro señalados arriba – con lo que se perdió la riqueza de la discusión clínica y sólo se comentaron aspectos teóricos que no la estimulan – sino que las instituciones psicoanalíticas tradicionalmente establecidas son impermeables en cuanto a considerar el sesgo mencionado como obstáculo a trabajar y remover. Con lo que se puede volver inevitable su secuela, la iatrogenia escondida detrás de una mera “corrección política”.

Mas articulos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

ULTIMAS NOVEDADES