L’ ORFEO de CLAUDIUO MONTEVERDI
COMPAÑÍA DOVE’ E LA BUSSOLA
PUESTA EN ESCENA, SOLISTAS, CORO, BALLET, ENSAMBLE ORQUESTAL, ENSAMBLE INDÚ Y OSARIO BANDA DE HEAVY METAL
DIRECCIÓN GENERAL Y ARTÍSTICA: GUSTAVO VITA Y NATALIA QUIROGA ROMERO
DIRECCIÓN MUSICAL: EDMUNDO ALBERTO RAMOS
DIRECCIÓN ESCÉNICA: GUSTAVO VITA Y NATALIA QUIROGA ROMERO
DIRECCIÓN DEL CORO: YESICA VELAZQUES BARRIENTOS
DIRECCIÓN DEL BALLET Y COREÓGRAFA: MARCELA OSTAPCHUK
COREÓGRAFA DE CORO: PAULA FOURASTIE
«…Yo no sabría decir
cuánta alegría,
Orfeo, me has proporcionado,
pues mi corazón no está conmigo,
sino contigo,
en compañía del amor…
Euridice
Volví a dar clases hace un tiempo después de muchos años. En mis observaciones de la vida siempre veo que es a lo malo a lo que le prestamos más atención. Siempre uno termina sabiendo primero los nombres de los que se portan mal y no los que disfrutan de la clase o uno se pierde de los de buenos talentos por estar viendo para otro lado.
Poner el foco en lo bueno o en aquello que se considera valioso es una buena estrategia de vida en general.
Lo más grato de esta versión de L ‘Orfeo. Esta llamada la primer ópera (la primer obra de “teatro musical” con este formato en la historia, arias, recitativos, coro y orquesta) tiene además un texto bellísimo basado, en nada más ni nada menos, que el mito de Orfeo y su viaje a los infiernos a buscar a su amada, la cumbre del amor.
Pues bien la calidad vocal fue el fuerte de la tarde. La bellísima y oscura voz de Natalia Quiroga Romero fue la media para el timbrado de todas las voces.
Porque no es fácil ensamblar voces y mucho más de ópera. Participan en los coros generalmente cantantes profesionales, cantar y moverse en el escenario es muy difícil. La mayoría de las compañías independientes se llevan la materia “coro” justamente por estas problemáticas. Sorprendentemente el coro sonaba muy bien empastado con dirección de Yessica Velázques Barrientos, no solo entre las diferentes voces sino también con los solistas. En lo personal creo que tener una voz “imitable” como en el caso de Natalia Quiroga Romero sirve de fundamento para basar el sonido del coro (dos personas pueden cantar la misma nota pero con armónicos diferentes dada la posición de la laringe, si fonan con la misma técnica se evita el molesto batido entre voces que muchas veces se confunde con desafinaciones pero que en realidad es falta de empaste y técnicas similares). Esa fue la nota grata de la tarde que no es poca cosa, ya que justamente a eso vinimos, a ver ópera.
Es también notorio el trabajo de concertación y ensamble de todas las secciones instrumentales y de las intervenciones de la partitura de Edmundo Alberto Ramos, director de la orquesta.
Pero claro el descenso a los infiernos no es gratis, (“a vosotros los que entrais…abandonad toda esperanza…” Dante Alighieri).
Cuando se participa en estos proyectos la energía va “in crecendo”. Todos quieren colaborar , se dispara la creatividad del grupo y llueven las “ocurrencias”. Nos es fácil cantar, dirigir, actuar y arriba tener una mirada crítica del proyecto todo. A veces alejarse, ver en perspectiva o, tener un editor artístico que respete a rajatabla la estética con la que partimos es más que necesario. No se puede poner todo sobre el escenario, solo en cuanto tenga un sentido con la idea general.
Es interesante que hoy en Argentina sean las compañías independientes las que se arriesgan con ideas mientras que los grandes teatros navegan entre el estricto status quo y el abandono del Estado. Países como Francia con la nueva puesta de Las Indias Galantes (Rameau) en la Opera Nacional de París nos llevan años de ventaja en la búsqueda y llegada a nuevos públicos.
Si bien lo tímbrico sería la apuesta fuerte de la producción, no se mezclan sonidos amplificados con sonidos no amplificados. Algo así como nunca te subas al escenario con un perro o con niños. La diferencia de volumen es apabullante. Se termina poniendo el foco en donde no va. Además el sonido amplificado suena todo el tiempo, acopla y se siente de fondo como un murmullo molesto. Claro, lo ideal es amplificar todo. Pero se necesita mínimo un ingeniero de sonido de la NASA o, la sala del CCK que a mi criterio posee el mejor sonido amplificado del país. Así y todo lo que se termina diluyendo entre tanta parafernalia es justamente la idea de la ópera.
El amor, el compromiso, esas nociones que hoy en día cuestan poner en la balanza al empezar una relación son justamente lo que hacen tan valioso este texto de Alessandro Striggio. Porque al fin de cuentas nos hay nada más hermoso y sublime que el amor.