“El Vestidor” (The Dresser), de Ronald Harwood
Versión de Fernando Masllorens y Federico González del Pino
Sala Palo Picasso – Complejo La plaza
Elenco:
Arturo Puig, Jorge Marrale, Gaby Ferreiro, Ana Padilla, Belén Brito
Música original: Angel Mahler. Diseño de escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez. Dseño de Iluminación: Ricardo Sica.
Vestuario: Silvina Falcón. Diseño de maquillaje: Sofía Núñez.
Producción general: Angel Mahler y Leo Cifelli. Prensa & difusión: We Prensa & Comunicación.
Dirección general: Corina Fiorillo.
Ni los achaques ni el cansancio podrán evitar que el “Divo”, primer actor del teatro inglés, salga a trabajar. Como cada tarde, el inconmensurable histrión dará vida a los personajes shakesperianos que son su especialidad para recoger la admiración como el aplauso de los espectadores. El Divo sabe que el éxito de la representación depende de él y no está dispuesto a arriesgarlo. Sin embargo, Norman, su vestidor y asistente personal, está preocupado por la frágil salud del actor quien resiente el traqueteo de la gira y el peso de su edad. Pero, como todo animal de teatro, intuye que la función tiene que continuar…
El vestidor, texto dramático escrito en 1980 por el sudafricano Ronald Harwood (Ciudad del Cabo, 1934), escenifica el magnetismo de los grandes actores y su férrea disciplina que se sobrepone a los imprevistos de toda función teatral. La obra es producto de la experiencia personal del autor con el célebre actor inglés Sir Donald Wolfit (1902-1968), de quien fue asistente personal. La obra de Harwood muestra la rutina de una compañía itinerante, las intrigas y pasiones de los actores, la adrenalina que causa una función de teatro. Pero también es una historia de amistad y tenacidad, de solidaridad, de afecto, conmovedora y cómica.
En este nuevo montaje de El vestidor que se presenta en la Pablo Picasso del Complejo La Plata, el experimentado Jorge Marrale encarna al Divo, histrión afectado por diversos malestares físicos y hastiado de la pesada rutina cotidiana. Con un carácter muy distinto como actor, más bien relajado y sencillo, Marrale se transforma para dar vida al tiránico personaje de Su Señoría, irascible, engreído, vulnerable y frágil. Se trata de un macho alfa venido a menos el cual se resiste a dejar su posición de liderazgo en el teatro, de la que sólo la muerte podrá arrancarlo. Mientras tanto, el Divo mantendrá vigentes todas sus pulsiones territoriales, sexuales, y seguirá practicando hasta el último minuto sus vicios como obsesiones.
Por su parte, Norman, el vestidor, interpretado por Arturo Puig es un sujeto maniático, afectado y neurasténico. La responsabilidad de asistir al primer actor de la compañía lo dota de poder ante los demás integrantes de la compañía, con lo cual oculta su debilidad personal y ambigüedad de carácter. Norman es la sombra del Divo, vive para cuidarlo, conoce al detalle sus necesidades y sabe de memoria los parlamentos de sus obras. Por desgracia, el gran actor no se preocupa por Norman más de lo necesario ya que es sólo un empleado más de su compañía. El vestidor desahoga su estrés consumiendo a escondidas bebidas alcohólicas y desquitando su frustración con quien puede. Todo el tiempo, Norman se mostrará nervioso y desquiciado, sin dejar de cumplir sus minuciosas funciones en el camerino del actor.
La compañía teatral se apresta a representar El rey Lear, una de las más célebres tragedias de William Shakespeare. En tanto, la esposa del primer actor (Gaby Ferro) insta a su marido a retirarse de la vida nómada que llevan, viajando sin parar de pueblo en pueblo. Por su parte, Margarita, su asistente (Ana Padilla) coincide que está primero la salud del Divo que las funciones teatrales. Pero el gran actor no permitirá que ninguna de estas mujeres lo controle pues ambas están bajo su dominio amoroso y sexual, así como la actricita debutante Irene (Belén Brito) que no pierde ocasión para insinuársele. Cual macho dorsicano entre los gorilas, el Divo-Marrale seguirá ejerciendo su seducción con todas las hembras de su manada y combatiendo a los demás machos que le disputan el poder. Pero su debilidad es evidente y será gracias a la ayuda del vestidor-Puig logrará sacar adelante la complicada obra a estrenar y cubra las apariencias de los problemas que lo aquejan. Como si fueran pocas las tribulaciones del grupo, afuera se perpetra el bombardeo de los nazis en el apogeo de la Segunda Guerra Mundial.
El vestidor escenifica la pasión que mueve al actor por el teatro. Nos recuerda a algunos grandes histriones que han dejado el pellejo en el escenario, como Juan Casacuberta, el cual fallece en Chile en 1894 en plena función o la recordada actriz Elsa O’Connor, quien muere durante la reresentacion de La gata en 1947. Norman aceptará vanidad, tiranía e indolencia de los grandes personajes que se creen el centro del verso y desprecian a sus verdaderos amigos. El vestidor habla también de la amistad que lleva al individuo a perdonar y mantener el afecto por las personas queridas sin esperar nada a cambio. Finalmente, El vestidor es teatro dentro del teatro, con un insuperable Jorge Marrale y un enloquecido Arturo Puig.