Juventus Lyrica Temporada 2018
El Murciélago
Musica : Johann Strauss II – Libreto : Haffner/Geneé
Teatro Avenida
Dirección escénica y actoral: Ana D’Anna
Dirección musical: Hernán Sánchez Arteaga
Elenco:
Eisenstein: Mirko Tomas Basilio / Rosalinde: Monserrat Maldonado /Adele: Constanza Díaz Falú/ Alfred:Santiago Martínez
[zt_gallery dir=»criticas/180518/2″ width=»640″][/zt_gallery]
Falke: Ernesto Bauer/Frank: Gabriel Carasso/ Blind:Patricio Oliveira/Orlofsky: Rocío Arbizu
¡El muy bienvenido renacimiento de El Murciélago por Juventus Lyrica es un jugueteo alegre! Desde los primeros compases de la obertura, la orquesta y coro aseguran que el ritmo, el ingenio y la elegancia de la opereta más famosa de Strauss nunca flaquean. Hernán Sánchez Arteaga conduce con confianza, la orquesta juega con estilo y fraseo cuidadoso, dando a los cantantes la plataforma de actuación perfecta y la oportunidad de personificar la alegría y el sentimiento de la vida vienesa, sacudida en 1873 por el colapso bursátil del Viernes Negro.
Como el maestro supremo del género, Strauss merecidamente se hizo conocido como el Rey del Vals. El Murciélago , compuesto en solo seis semanas, pronto se convirtió en uno de los pilares de la vida musical en la ciudad, ya que los vieneses olvidaron el impacto económico. Afortunadamente, el brillante rendimiento ayudó a la gran audiencia de CABA a despejar sus mentes de los problemas sociales y económicos que aparecen en las primeras páginas de los periódicos.
La producción de Ana D’Anna permite que el Teatro Avenida disfrute de la obertura sin las distracciones en el escenario actualmente en boga. La trama ‘extravagante’ no debe tomarse demasiado en serio; sin embargo, refleja con precisión el comportamiento impactante de la aristocracia, la burguesía y las clases profesionales de la época. El Murciélago tiene mucho, lo que refleja la contribución de Strauss a alimentar recuerdos colectivos escapistas en Viena. Sumado a la dirección efectiva de D’anna, como los diseños sencillos de su escenografía permite mostrar creatividad creatividad, lo cual se apoyado con la orquesta permite a los cantantes seducir al espectador, entre ellos la brillante, provocativa y sugestiva Monserrat Maldonado como Rosalinde, la traviesa esposa del excéntrico Gabriel von Eisenstein mostro una voz ideal para el rol, sus fraseos e histrionismo dio deleite a los espectadores. En el rol del marido infiel se vio a Mirko Tomas quien ofreció el rendimiento ridículo requerido para el personaje, con un correcto rendimiento vocal. Santiago Martínez interpreto al escandaloso amante de Rosalinde; joven tenor de voz seguro, que da pauta su ductilidad en poder interpretar futuros roles en donde seguramente brillara. La soprano Constanza Díaz Falú fue una Adele, llena de ambición para su rol de camarera, de coloratura redonda de colorido variado dio finales con agudos muy bien utilizados.
El amigo de Eisentein, el Dr. Falke, crea el caos y el caos que se desarrolla en un acto de venganza por un delito menor anterior después de beber en exceso en una fiesta de disfraces y el abandonado por parte de su amigo en el mercado disfrazado de murciélago. Ernesto Bauer, fue correctamente irreverente y sagaz en su rol de “vengador” manteniendo su ingenio sobre Eisenstein mientras persuade al Príncipe Orlofsky, el millonario ruso para organizar una fiesta en su villa, a la cual Adele se une a la diversión fingiendo ser Olga, la aspirante a actriz.
El tema de la fiesta es una comedia doméstica:“La revancha del murciélago”. Pero claro, inevitablemente, se consume demasiado champán, lo que resulta en una mezcla caótica de disfraces y malas acciones. Sin embargo, todo termina sin un incidente serio. Incluso el normalmente aburrido Príncipe Orlofsky, cantado con un admirable acento ruso por Rocío Arbizu, se ve un poco entretenido por el caos.
Muy pronto, el Dr. Falke siente que su venganza es completa, ya que se expone a sí mismo como el «murciélago». Se piden perdón y Adele pasa de ser una doncella a una carrera como actriz. Al compás del vals final y levantando las copas del champán todo es farsa, burla, todo en la vida vuelve a su cauce, con un Happy End al ritmo de Johann Strauss II.