‘Die Fledermaus’ de la ORLANDO OPERA HOUSE es una interpretación tradicional pero grandilocuente de la Opereta de Johan Strauss II. El conjunto está repleto de talento, y aborda fácilmente secuencias difíciles que lo convierten en una agradable velada de entretenimiento. Esta es una producción por números que asegura que sea accesible tanto para los fanáticos de la ópera como para los recién llegados, en plena pandemia de Covid 19.
La trama sigue al mujeriego Gabriel von Eisenstein mientras esquiva una sentencia de prisión para asistir a la fiesta del príncipe Orlofsky, engañando a su esposa Rosalinde, quien, sin que él lo sepa, no solo está teniendo una aventura a sus espaldas, sino que también está presente en la fiesta. Lo que se desarrolla es una serie de situaciones humorísticas y divertidas que recuerdan una comedia de Shakespeare.
Sin tomarse nunca demasiado en serio, prevalece el humor irónico. Se debe hacer una mención especial a Andrew Thomas Pardini, cuya interpretación torpe pero inocente de Alfred proporciona mucho humor; además de su talento cómico, toca todas sus notas con fluidez y facilidad. Además, el Príncipe Orlofsky de Sarah Nordin, interpretado tradicionalmente, en parodia , captura hilarantemente la pompa regia que exigía el papel.
Rosalinde de Susan Hellman Spatafora tiene un inmenso control vocal. Ella se hace realidad durante su secuencia “Klänge der Heimat” o “Sonidos de casa”, en la que Rosalinde debe convencer a los invitados de Orlofsky de que ella es la realeza húngara. Esto fue muy agradable tanto para los fanáticos de la ópera como para los recién llegados. Aunque parecía haber una falta de química entre ella y Gabriel von Eisenstein de Gabriel Preisse, quien es interpretado como un adolescente estridente, Preisse lo compensó con creces con su interpretación vocal. El diálogo entre los dos fue cómico y claramente diseñado para resaltar el carácter alegre de la producción. Nunca se equivoca por el lado de la pantomima, lo que podría haber hecho fácilmente.
Si bien el coro son cantantes igualmente talentosos, algunos de sus movimientos en el primer acto se sienten incómodos y torpes; a pesar de esto, la escena de la fiesta se siente mucho más fluida y cómoda con la secuencia icónica de “Champagne” demostrando ser lo más destacado de la producción debido a su coreografía vivaz. La parte más innovadora de la puesta en escena implica el uso de pantallas de video para presentar de manera creativa y divertida el coro y los personajes fuera del escenario. No puedo imaginar las maquinaciones tecnológicas necesarias para mantener sincronizados el audio grabado de los cantantes, su video lleno de personalidad, cantantes en vivo y el complemento de músicos.
Tyler Putnam aporta una presencia bien fundamentada como oficial de policía. Kyaunnee Richardson es especialmente memorable con una coloratura maravillosamente juguetona y una forma ganadora con un lado sarcástico lo cual hace su personaje de Adele como un ideal.
Hay que aplaudir a Jorge Parodi por su dirección musical: cuando la orquesta se pone en marcha, toca a nivel profesional y está perfectamente acompañada por los intérpretes. Los músicos se sintieron brillantes en todo los tiempos. Aunque hay algunos momentos en los que los cantantes se quedaron sin tiempo,Parodi se aseguró de rectificar cualquier error lo antes posible.
En general, ‘Die Fledermaus’ logra su objetivo de crear un mundo lleno de diversión de tonterías y humor.