Maldonne (premier noviembre 2023) – Coreografía Leïla Ka. Intérpretes: Océane Crouzier, Jane Fournier Dumet, Leïla Ka, Jade Logmo, Jennifer Dubreuil, Anna Tierney. Asistente coreográfica Jane Fournier Dumet. Diseño de Iluminación
Laurent Fallot. Iluminación Clara Coll Bigot. Sonido Rodrig Desa. Duración: 55 min. Sala: C.E.T.C. Nuestra calificación: buena
Esta gira cuenta con el apoyo financiero del programa francés regional para las artes escénicas en América del Sur, programa impulsado por los Ministerios franceses de Cultura, Europa y Asuntos Exteriores.
Cinco cuerpos femeninos en línea, inmóviles, asoman entre la oscuridad. Gradualmente se iluminan y aparecen gestos mínimos, a veces individuales, a veces por dos, por tres, por cinco. Emergen suspiros que acompañan los movimientos; luego ceden su paso a jadeos, que irán creciendo en intensidad a medida que los gestos adquieren el carácter de sacudidas cada vez más espasmódicas. El andamiaje sonoro persiste en el conjunto en aumento hasta su máximo, tras lo cual las cinco se dividen en dos grupos, cada uno de los cuales se evade a los pasillos laterales. El público es invitado a seguirlos, encontrando en los mismos algunos almohadones para sentarse en el piso. Continuarán los espasmos cada vez más violentos; hasta aquí, el sustrato musical puede calificarse de “body music”, pero ahora se añade un insistente bajo electrónico que da aún mayor impulso a las sacudidas. Pero dos de las mujeres aparecen en las aberturas laterales del pasillo y el bajo cede su lugar a la voz a Lara Fabian con “Je suis malade” que ambas replican en “lip sync” (o con sus propias voces) con una desesperación abrumadora…

Nuevo derrotero al siguiente pasillo, donde tres de las bailarinas danzan al compás de “Dance me to the end of Love” de Leonard Cohen, y luego con la transcripción de Accentus-Laurence Equilbey de “I Quattro Stagioni”. Siempre emergen los suspiros fusionándose con gritos… hasta que el apagón de la intensidad máxima nos indica nuevamente dirigirnos al asiento inicial.
Las cinco retoman, entre nubes de humo, la fila inicial, para marcar con la recapitulación gestual del inicio y el “decrescendo” que se esfuma en un nuevo oscurecimiento, el final.

En conclusión: una experiencia interactiva interesante y cuya intensidad, a veces puede alcanzar límites extremos. Una coordinación sin duda rigurosa y admirable, pero que no llega a conmover… ya que lo exterior no toca la interioridad que se escapa o permanece inaccesible en esta ocasión.