sábado, 11 de octubre de 2025
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Aigul Akhmetshina: brillo y contrastes- Ciclo Aura – Teatro Colón

LECTURA RECOMENDADA

Mezzosoprano: Aigul Akhmetshina. Piano: Jonathan Papp

Parte I: Giaochino Rossini (1792-1868) «Una voce poco fa» de Il barbiere di Siviglia. Francesco Cilea. (1866-1950) «Acerba voluttà» de Adriana Lecouvreur. Piotr I. Chaikovski (1840-1893)«Ah Tanya, Tanya… » de Evgueni Onieguin«Queridas amigas» de La dama de picas Camille Saint-Saëns (1835-1921) «Mon coeur s’ouvre à ta voix» de Samson et Dalila Jules Massenet (1842-1912) «Va! Laisse couler mes larmes» de Werther Georges Bizet (1838-1875) De Carmen: «L’amour est un oiseau rebelle» (Habanera) «Près des remparts de Séville» (Seguidilla)

Parte II Sergei Rachmaninov (1873-1943) No cantes, mi bella de Seis romances, op. 4, n.° 4 ¡Qué hermoso este lugar! de Doce romances, op. 21, n.° 7 Mark Minkov (1944-2012) Paisaje Dénes Buday (1890-1963) Flores de Niza Elena Roussanova (1974)
Mujer fatal ESTRENO MUNDIAL Carlos Guastavino (1912-2000)
La rosa y el sauce GARDEL LEPERA (1890-1935) Por una cabeza
El día que me quieras. Sala: Teatro Colón de Buenos Aires. Función debut domingo 14 de Septiembre, 17 hs. Nuestra calificación Buena+

El debut de Aigul Akhmetshina en el Teatro Colón fue un acontecimiento esperado y, en muchos momentos, absolutamente memorable. Su recital permitió apreciar la amplitud y riqueza de su instrumento, así como su capacidad dramática y musical, aunque también dejó al descubierto los límites que surgen al incursionar en repertorios y lenguas que no son los suyos.

Primera parte

La velada comenzó con “Una voce poco fa” (Il barbiere di Siviglia, Rossini), donde Akhmetshina desplegó su virtuosismo con naturalidad: agilidad precisa, coloraturas nítidas y una proyección que llenó la sala desde la primera nota. Un inicio brillante que dejó claro su dominio técnico y su presencia escénica.

Siguió el aria de Cilea “Acerba voluttà” (Adriana Lecouvreur), que constituyó uno de los momentos más electrizantes de la noche. Allí mostró un dramatismo pleno, centro vocal radiante, graves firmes y fraseo de genuina intensidad, consolidando su capacidad para encarnar personajes complejos.

La mezzosoprano interpretó luego Charlotte, con la célebre “Va! Laisse couler mes larmes” de Werther (Jules Massenet). Su interpretación fue bella y elegante, con legato terso y fraseo delicado, demostrando capacidad de expresar emoción sin recurrir a exageraciones.

En “Mon cœur s’ouvre à ta voix” (Samson et Dalila, Saint-Saëns), Akhmetshina desplegó un legato impecable y sensualidad sostenida, aunque en algunos momentos se percibió un histrionismo algo excesivo, que contrastó con la naturalidad de su repertorio ruso.

El esperado encuentro con Bizet llegó con Carmen, en la Seguidilla y la Habanera, donde Akhmetshina reafirmó por qué es una de las grandes intérpretes actuales del rol: timbre cálido, centro vibrante, graves asentados y teatralidad convincente. Aunque en ciertos gestos escénicos hubo énfasis excesivo, su magnetismo fue innegable y la voz dominó la sala con autoridad.

El barítono argentino Germán Alcántara, invitado para el dúo mozartiano “Là ci darem la mano” (Don Giovanni), cumplió en estilo y presencia, aunque el olvido de letra restó cohesión al momento, provocando sonrisas cómplices en la audiencia.

Segunda parte

Tras el intervalo, esta nueva parte comenzó con un bloque camerístico de romances de Rachmaninov y piezas de Minkov y Buday, donde Akhmetshina desplegó lo mejor de sí: densidad emocional, lirismo refinado y musicalidad natural, mostrando el pleno dominio de su idioma y fraseo.el estreno mundial de Mujer fatal (Elena Roussanova) permitió a la cantante exhibir técnica y extensión vocal, aunque la obra, más que impresionar por su contenido musical, funcionó como un vehículo de virtuosismo sin mayor sustancia dramática. Las incursiones en repertorio español y argentino evidenciaron limitaciones: en “La rosa y el sauce” (Guastavino) y en los celbres tangos de Garles y Lepera, «Por una Cabeza» y “El día que me quieras” , la pronunciación forzada y el fraseo artificial restaron musicalidad, convirtiendo la intención dramática en un ejercicio de simulación.

Foto gentileza: Juanjo Bruzza (prensa Teatro Colón)

Encores, donde recuperaron la autenticidad de Akhmetshina:

  1. Tchaikovsky – None but the Lonely Heart: emotivo y pleno, con fraseo impecable.
  2. Rimsky-Korsakov – The Nightingale and the Rose: clase de fioriture, refinamiento técnico y expresivo.
  3. Bernstein – Lucky to Be Me (On the Town): inglés fluido, expresión natural y magnetismo escénico.
  4. Bernstein – Somewhere (West Side Story): lirismo conmovedor, verdadero clímax de la velada.
  5. Piazzolla/Ferrer – Yo soy María (María de Buenos Aires): la carencia idiomática y la oscuridad vocal resultaron en una interpretación fallida y anodina, donde el centro vocal no logró reflejar el carácter dramático de la obra y el bajo fondo rioplatense no emergió.
  6. Canción folklórica bashkira – “Nightingale” (a capella): cierre de autenticidad absoluta, demostrando la potencia y sinceridad de su instrumento en su repertorio más natural.

Balance

El debut de Akhmetshina confirmó su estatus como mezzo de referencia internacional y su virtuosismo en repertorio ruso, italiano e inglés. Sus pasajes en lengua materna mostraron madurez, musicalidad y control absoluto. Sin embargo, los intentos en español y repertorio rioplatense evidenciaron que el virtuosismo técnico no puede suplir la carencia idiomática, y que el histrionismo forzado no logra convencer en un teatro de la magnitud del Colón.

Epílogo – El Dr. Merengue irrumpe, refinado, mordaz y directo:

“¡Basta de tangos y canciones argentinas en español inentendible! El Colón no es Broadway, ni un karaoke para turistas. Aigul deslumbra en ruso, italiano, frances e inglés; allí emociona, hipnotiza y arranca aplausos genuinos. Su ‘Yo soy María’, en cambio, quedó sumida en un bajo fondo rioplatense que ni su centro vocal pudo rescatar. Queremos verla pronto en ópera completa: Oneguin, Carmen o Adriana Lecouvreur, y entonces, sí, el aplauso será doble y sin trabalenguas de por medio.”

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